Recientemente, en una entrevista en TV3, el presidente Pere Aragonès calificó el 1 de octubre como «lo mejor que hemos hecho en este país en mucho de tiempo. Si tuviéramos que ir atrás tendríamos que ir quizás al 14 de abril del 1931». Lo dijo sin despeinarse ni pestañear. No discuto el valor de fecha relevante del 1 de octubre, aunque no seamos soberanistas lo admitimos; y sin duda valoro el 14 de abril de 1931 como una fecha histórica con mayúsculas.
¿Pero en casi 90 años no destacamos nada más? A mí me vienen a la cabeza unas cuántas fechas. El pasado julio celebramos los 30 años de los Juegos Olímpicos de Barcelona: con actos, discursos, artículos, reportajes, etcétera. Por lo tanto, podríamos convenir que el 25 de julio de 1992, el día de la inauguración, fue un día histórico, del cual sentirse orgulloso, y más teniendo en cuenta que entonces las tres instituciones que nos gobiernan remaban en la misma dirección: Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno Central.
Creo que podríamos también consensuar el 23 de octubre de 1977 como fecha importantísima en Cataluña, pues aquel día volvió al país el presidente Josep Tarradellas, quien hasta entonces había vivido en el exilio de Saint-Martin-le-Beau. Fue un retorno en olor de multitudes, que culminó en la plaza San Jaime con el famoso «Ya soy aquí». No hay duda de que aquella jornada escribimos una destacada página en nuestra historia colectiva, pues el autogobierno empezaba a formar parte de nuestro ordenamiento político.
O podríamos citar el 15 de junio de 1977, el primer día que los españoles y los catalanes votábamos por primera vez después de la dictadura, en una jornada explosiva e ilusionante; y podríamos anotar más, cosa que no haremos por no dilatar en exceso el texto.
En todo caso me preocupa el olvido del MHP, pues manifiesta un preocupante maniqueísmo al valorar solo las fechas en las que ERC fue protagonista, olvidando, seguramente a propósito, que la historia la escribimos entre todos.
