¿A quién molesta la verdad?

Que la verdad no te estropee un buen titular, dice la consigna de los malos periodistas. Lo que importa para ellos no es informar adecuadamente sino llamar la atención de los ciudadanos, que circule lo más posible la noticia que presentan, falseando la realidad, tergiversándola, ajustándola a intereses diferentes de la información rigurosa.

La extrema-derecha ha hecho de la tergiversación de la realidad y de la mentira una herramienta de combate político. Los portales de Internet que se dedican a desmentir falsedades no dan abasto en rectificar y dejar al descubierto las mentiras que el populismo esparce.

En Estados Unidos gran parte del país está convencida de que Joe Biden ganó las elecciones presidenciales de forma fraudulenta gracias a esta táctica de utilizar la mentira como instrumento de propaganda política.

En Cataluña tenemos una buena representación de periodistas y políticos que esconden o niegan la verdad. Y, como en Estados Unidos, a sus impulsores les da igual que esas mentiras queden al descubierto. «Miente, que algo queda», es el eslogan que aplican con éxito. O, dicho de otra forma: “una mentira dicha mil veces acaba convirtiéndose en realidad”.

Quienes medran merced a estas mentiras son, casi siempre, conscientes de que hacen trampa, pero lo que les importa es el impacto político, ideológico o electoral.

Después, aparecen pobres hombres como el que insultó a las familias de las víctimas del atentado del 17 de agosto del 2017 en la Rambla de Barcelona, ​​convencidos de que España organizó el atentado para matar catalanes. Él es un pobre hombre. Pero hay muchos y muchas como él. Los han modelado quienes se han pasado estos cinco años difundiendo mentiras y sospechas en torno a ese atentado y sus responsables.

Laura Borràs, la presidenta cesada del Parlament, entra a menudo en este juego. Su última jugada ha sido la afirmación de que “la visión histórica que teníamos de la Guerra Civil ha sido completamente deformada. Más que civil, fue una guerra contra Cataluña”.

Las periodistas Alba Sidera y Jordina Arnau han publicado el libro «Guía práctica contra la extrema derecha» (Pagès Editors) donde defienden que no hay que dar espacios a los argumentos falsos que utilizan los ultras. Cuando Borràs dice barbaridades como ésta se comporta como los ultras y sería bueno que nadie le hiciera caso y los medios de comunicación la ignorasen. Esto es fácil de decir e imposible que suceda.

El tuit de la presidenta de JuntsXCat superó pronto a los mil “me gusta” y yo mismo acabo de caer en la trampa de hablar de él.

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