Vergonzoso y sumiso comunicado de las plataformas sociales del Barça

Seguiment FCB, Dignitat Blaugrana o Un Crit Valent, antes reivindicativos y críticos, blanquean que Laporta ganase la asamblea más triste y manipulada de la historia del club

Los ecos de la más triste de las asambleas jamás vividas en el FC Barcelona, la del acuerdo fantasma con Spotify, aún sigue indignando las entrañas del barcelonismo más auténtico y ya nostálgico de otros tiempos en los que, cuando menos, a los socios se les permitía hablar en las asambleas, opinar y levantar la cartulina para votar.

A partir de ahora, ni eso. Las asambleas y el voto telemático han venido para quedarse, sobre todo porque la junta directiva de Joan Laporta ha descubierto el paraíso, un formato de relacionarse con el socio ideal para mantener el contacto mínimo, limitar también su participación real y efectiva, normalizar el voto telemático como un mecanismo infalible, aunque no lo sea, y vender como un éxito de participación esos 906 compromisarios que, según los datos oficiales, llegaron a estar acreditados en el momento de mayor ‘asistencia’.

La asamblea, que pasará a la historia por el recorte de los derechos y de la libertad de expresión de los socios, ha dejado además el peor de los epitafios en forma de una decepcionante y grotesca nota oficial de varios colectivos barcelonistas mostrando su absoluta sumisión al estilo dictatorial de la junta y dando por bueno todo lo acontecido en el proceso de aprobación del patrocinio de Spotify.

Los grupos firmantes, los mismos que mordían y rugían sobre la actualidad y se rebelaban agresivamente contra cualquier incidencia de la presidencia de Josep Maria Bartomeu, y antes de Sandro Rosell, varios de ellos militantes activos y muy beligerantes en el voto de censura de 2020, han suscrito un elogio de la locura de la asamblea menos democrática de la historia, que ha dejado a sus propios seguidores alucinados y en estado de shock a quienes consideraban defensores independientes de los valores del barcelonismo a plataformas como Compromissaris FCB, Dignitat Blaugrana, El Senyor Ramon, Noies Twitter Barça, Seguiment FCB, Transparència Blaugrana y Un Crit Valent.

Ahora se ha demostrado que la mayoría de grupos se había promovido desde las catacumbas del soberanismo para desgastar a Bartomeu y que formaciones históricas y de mayor credibilidad como Seguiment FCB y Un Crit Valent se han rendido, quién sabe, a cambio de privilegios o bien por temor a discrepar y a alzar la voz ante un presidente tirano que, como ha intentado con las “penyes”, su exterminio y liquidación, capaz de represalias feroces.

A saber, a cambio de qué lucharon contra Bartomeu para pasar de la resistencia y de fiscalizar al poder a haber de tapar con halagos y aplausos la carnicería social que ha supuesto dar luz verde al negocio con Spotify, sospechoso desde el momento en que Laporta no se lo puede explicar a los socios.

En el comunicado, afirman que “más allá de las contraprestaciones económicas (…) la vinculación con una marca de prestigio y moderna (…) podrá servir para conectar diversas comunidades. Valoramos también como positivo el modelo híbrido (presencial y digital) de celebración de la Asamblea, como punto de partida hacia un modelo que interpele la totalidad de los socios y socias y establezca más mecanismos de debate”.

Talmente como si lo hubiera escrito el departamento de comunicación del club y no socios activistas, beligerantes y reivindicativos. Luego, al final del comunicado, después de sugerir que se observa una tendencia a la pérdida progresiva de los derechos otorgados a los socios, ellos mismos lo justifican en base al difícil momento económico y patrimonial del club.

Lo consideran una tendencia “que sería conveniente y necesario redirigir e invertir con el objetivo de hacer de nuestro club, también, un ejemplo de club social y democrático”. O sea que, cuando Laporta quiera, pueda y le convenga, sin prisa presión ni exigencia, devuelva a los socios la democracia. Ni una palabra de las comisiones para Darren Dein o de la palabra negada a los socios.

No es extrañar, pues, que, pese al rumor de fondo de no pocos barcelonistas reticentes a aprobar un patrocinio sin conocer los detalles del acuerdo, más como un acto de fe y de extraordinaria confianza en la directiva, en el transcurso de la asamblea ese estado de opinión, que ni siquiera era crítico sino sencillamente una reflexión ponderada y sensata, no se manifestara.

De forma calculada, los socios fueron conducidos a un callejón sin salida y a una votación que también en sí misma constituye otro acto de fe en este caso tecnológico.

La solución de una asamblea telemática fue la respuesta del miedo y de la preocupación de la junta a que esas dudas sobre dar un ‘sí’ tan a ciegas se extendiera en los días previos y, llegado el momento, los socios no se sintieran cómodos.

Normalmente, grupos como Seguiment FCB o Dignitat Blaugrana hubieran movilizado a los socios exigiendo transparencia y derechos, agitando la previa de la asamblea. Hoy, en cambio, han salido a cubrir y a blanquear las fechorías de una directiva que no le habrían tolerado a ninguna otra.

Se da la circunstancia que los socios del FC Barcelona decidieron no legalizar el voto telemático en una votación presencial y a mano alzada, después de escuchar los argumentos de la directiva de Josep Maria Bartomeu, reacia en el fondo, pero a favor de incluirlo en los estatutos, y de la obsesiva defensa de Víctor Font, que fue quien forzó la votación. Igualmente, los socios dijeron ‘no’ al voto telemático.

Si Joan Laporta se ha podido aprovechar de ese recurso inadmitido y negado por los socios es únicamente porque la Generalitat estableció, como medida de emergencia asociado a la grave situación sanitaria, un decreto especial para que los clubs dispusieran de alternativas frente a la prohibición de realizar asambleas presenciales.

El decreto incluyó también la posibilidad de utilizar el voto telemático y también el voto por correo, al que se acogió la Comissió Gestora del Barça para asegurar y garantizar la máxima participación social en las elecciones del 7 de marzo de 2021 frente a las restricciones de movilidad y de contacto de aquel momento.

Está claro que la decisión de Joan Laporta de celebrar una asamblea telemática y el empleo del voto electrónico, aunque legal, no responde en ningún caso a la voluntad de los socios sino a un marco legal justificable en época de pandemia aguda. Además de haber rechazado expresamente el voto electrónico, el formato de asamblea virtual tampoco se contempla en los estatutos ni ha sido, históricamente, una exigencia de los socios.

Además, Joan Laporta, ya había realizado dos asambleas presenciales, una de ellas en día de partido como marca la normativa, restaurando la tradición y el formato que establecen los estatutos. Queda clara, por tanto, la intención inequívoca de Laporta de escudarse en un decreto excepcional para una situación extraordinaria con la única pretensión de aprobar, como fuera, un contrato espinoso y oscuro.

No es una buena noticia para el barcelonismo que una directiva haya de esconderse cobardemente porque no puede explicar del todo un acuerdo tan trascendente y menos aún que los colectivos teóricamente nacidos por la necesidad y la conveniencia de fiscalizar a la junta directiva lo aplaudan vergonzosamente.

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