A Joan Laporta, en su condición de presidente emérito, el único del fútbol español, incluso por encima de Florentino Pérez, la indulgencia le viene dada por esa condición mediática de inviolable y con licencia prácticamente para cualquier cosa. Esta semana, por ejemplo, obsequió sin ninguna penalización a la afición con un comentario como mínimo susceptible de ser analizado o comentado por ese tinte machista, medio burlón y seguramente, en el contexto social actual, más allá de los límites.
Ocurrió al final de una entrevista concedida a RAC1, cuando le preguntaron por el incidente de la gala de los Oscar. El presidente del Barça rápidamente desvió su comentario hacia Jada Pinkett, la esposa de Will Smith, objeto de la trifulca con Chris Rock a propósito de un chiste sobre la calvicie de la actriz. “La mujer tendrá alopecia, pero estaba guapísima. Tengo que decir que rapadita, pero estaba bien, bastante bien”, dijo en un tono que no deja lugar a dudas sobre la frivolidad y el punto sexista del trato no sólo a la propia Jada Pinkett sino a la enfermedad que padece, alopecia, poco frecuente en las mujeres.
La mal llamada anécdota fue recogida por muy pocos medios, entre ellos la COPE, también entre risas tan propias de esas tertulias sólo de hombres en las que, cuando una mujer ha sido protagonista de algún suceso, aunque sea como en este caso por alusiones o indirectamente, lo que se acaba comentando y priorizando no es la gravedad o la seriedad del incidente sino simplemente su estética y su físico.
No existe ninguna duda sobre la poca idoneidad del comentario por el tono, por el fondo y por la forma en que fue expresada por parte del presidente azulgrana. Una reacción reprochable que, sin embargo, no ha tenido ni tendrá la menor objeción o análisis periodístico sobre un episodio del todo reprobable.
¿Por qué, pues, no se ha escrito ni aludido en la prensa a esta incidencia? Puede que esta segunda parte, la inacción y el silencio mediático sea incluso más grave y vergonzante, pues demuestra el elevado grado de sedación y miedo de un periodismo que no se atreve, literalmente, a levantar la voz contra el presidente.
Nada nuevo, pues si se recuerda, Laporta ya protagonizó varios incidentes machistas antes de volver a la presidencia cuando, el mismo día de las elecciones, el 7 de marzo de 2021, fue grabado por un aficionado cuando tocaba inapropiadamente a una socia. Tan indiscutible y fea fue su acción que la directiva Elena Fort salió a justificar el ‘acoso’ de Laporta en base a que la socia se le había acercado para pedirle que le proporcionara un puesto de trabajo.
La propia socia no solo negó en declaraciones posteriores que fuera ella la interesada en ese contacto, sino que laboralmente estaba perfectamente ocupada.
Un ridículo histórico de Elena Fort, uno más, sólo superado por el reportaje de TV3 en plena campaña electoral cuando, interrogado sobre tres jugadoras de fútbol a propósito de si las ficharía para el equipo Femení azulgrana, Laporta soltó una risotada y se burló del nombre de una de ellas, Oshoala, por estrafalario.
Las tres jugadoras citadas por la periodista ya formaban parte del equipo femenino del Barça, de ese equipo que, tras el Triplete histórico del pasado año, ahora le han dado al barcelonismo ese récord sin igual en el fútbol femenino. Laporta ni las conocía ni le interesaba el Barça Femení hace un año.
