Lluís Carrasco confiesa su delito de odio contra Koeman

El ideólogo de la pancarta laportista de Madrid, la lona que sólo le ha traído desgracias al Barça, proclama su ignorancia azulgrana y se pone a la altura de Masip

Lluís Carrasco se ha convertido en una especie de Enric Masip, un ‘pistolero’ de tres al cuatro sin ningún ingenio ni habilidad para la comunicación que, sin embargo, vivirá por los años de la rentabilidad de la que parece que ha sido, hasta ahora, su única idea destacable como fue colgar una lona electoral de la campaña de Joan Laporta junto al Bernabéu.

Con la perspectiva del tiempo, de cuyo impacto se acaba de cumplir un año, esa lona sólo parece haber traído las siete plagas que el Barça tenía pendientes, entre ellas la propia presidencia de un personaje como Joan Laporta, rico en asesores, recursos y soporte mediático pero de momento sin un plan de gobierno creíble, avanzado, moderno y serio.

La lona produjo votos, sobre todo la sensación de que Joan Laporta era imbatible y el engañoso mensaje de que con su regreso el Madrid volvería a temblar como cuando Messi lideraba el ataque del Barça, fuera con cualquiera que se sentara en el banquillo y en el palco. Hoy, el que se ríe a carcajadas es Florentino Pérez al que Laporta le debe aquella efemérides electoral y bastantes otras cosas, como demuestra la factura pagada desde que ganó las elecciones, pues debió certificar la expulsión de Messi, el traspaso de Griezmann y puede darse por hecho que tampoco ha convencido a Dembélé mientras que el Real Madrid tiene en su mano fichar, a su elección, a Mbappé o Haaland, o a los dos, si bien el noruego lo tiene más complicado si su agente, Mino Raiola, plantea el atraco del siglo.

El chiste de la semana lo ha protagonizado el propio Joan Laporta filtrando otra reunión con Mino Raiola para hacer ver, o sea para engañar de nuevos a los socios, que el FC Barcelona está en la carrera por el delantero del Borussia Dortmund. El desmentido, categórico, no solo se lo ha dado Javier Tebas, el presidente de LaLiga, al que casi le da un ataque de risa, sino que el propio Barça ha admitido negociaciones con el chileno Alexis, un saldo que nadie quiere en Europa como única alternativa a Ferran Torres, el delantero por el que suspira Xavi y que, prácticamente, le ha exigido a Laporta.

Laporta no ha conseguido en nueve meses el menor rastro de recuperación económica y hoy anda de rodillas ante Ferran Soriano suplicando que le deje pagar a Ferran Torres a partir del próximo 30 de junio y eso rebajando la masa salarial con la venta imposible de Coutinho. Igualmente, Javier Tebas marca de cerca cualquier movimiento del Barça, mucho más después de que Laporta haya suscrito una demanda contra LaLiga por el acuerdo con CVC, lo que le faltaba al Barça para cerrarse todas las puertas.

Eso sin olvidar que la lona de Lluís Carrasco, tan desgraciada, no ha servido, al contrario, para tapar el despropósito de jugar la liguilla de Champions con tres entrenadores y de haber fracasado estrepitosamente el pretendido efecto Xavi, fichado sobre todo para cambiar, con la prensa arrolladoramente de cara y su varita mágica, pero sobre todo con esos conocimientos y talento “infinitamente superiores” a Koeman, para pasar a los octavos de la Champions, un trastorno deportivo y económico que no se producía desde hacía 20 años.

Lluís Carrasco, en definitiva, puede ponerse esa medalla de haberle dado a Laporta un plus electoral que nada tiene que ver con la precariedad y la agonía de un Barça que nunca se había encontrado, gracias a ese tándem Laporta-Carrasco, tan mediático, en una inferioridad competitiva tan evidente, no sólo en el terreno de juego, sino especialmente a la hora de generar patrocinios, activos publicitarios y recursos. La mentira sobre Messi, que también era fachada como la lona, se ha revelado un error de consecuencias irreparables, dejando al Barça en la Europa League y en la Liga con el reto de acabar entre los cuatro primeros. 

Y suerte que en esa herencia de Bartomeu, donde había tres Balón de Oro (Messi, Putellas y Pedri) hay una nueva generación de oro de futbolistas extraordinarios que se han quedado de momento sin guía ni líder en el campo, en el banquillo y en la presidencia. 

Carrasco, confirmando esa ignorancia supina en todo lo que hace referencia a la verdadera naturaleza, espíritu e historia del Barça, se ha lucido de nuevo con una serie de comentarios sin desperdicio, lamentables y repulsivos, a propósito de la despedida del Kun Agüero, otro que llegaba envuelto en la lona para alegrarle la vida a Messi.

“Adiós del Kun. Lo han apoyado el actual entrenador, Xavi, y  Guardiola venido expresamente de Inglaterra. ¿Koeman? No, Koeman no ha alterado sus vacaciones. Detalles que muestran por qué no era entrenador para el Barça…”, ha escrito en twitter para seguir formando parte de ese equipo de guardaespaldas del presidente, irracionalmente laportistas, cegados por esa ira y odio hacia el pasado como único argumento.

Carrasco, claro, ignora que cualquier gesto de barcelonismo de Guardiola como el arropar al Kun, exjugador suyo en el City, por cierto, y apenas jugador azulgrana por currículo, no hace sino abrir la brecha aún más dolorosa y amplia por su ausencia, cuando tocaba, en el funeral de Tito Vilanova, un hecho tan destacable, inexplicable y deshonroso que ha marcado para siempre su decepcionante imagen como persona.  

Quizá lo que tocaba era, si Lluís Carrasco tuviera sentido del ridículo, sensibilidad y una mínima escolarización como barcelonista, preguntarse porqué Guardiola había querido estar en adiós del Kun -que no se engañe nadie, para darle oxígeno a Laporta exclusivamente- y no estuvo en el entierro de su presunto amigo Tito Vilanova. 

Igualmente, Pep fue requerido por Laporta para un acto que, definitivamente, sirvió para ‘enterrar’ el caso Benaiges, barrido de forma calculada por esa tormenta periodística de la que ha formado parte la fantasía Haaland, una negociación fantasma con CVC, el amistoso de Maradona en Arabia Saudí y los restos de un referéndum que, cuanto más se acerca más aparece como lo que es verdaderamente, otro embuste propio de Laporta, que en campaña renegó y renegó del Espai Barça. 

Ahora no sólo es un fan y primer admirador, sino que va loco por poder negociar un préstamo de 1.500 millones sin tener que dar explicaciones a nadie. Eso le tiene feliz como un niño, 1.500 millones de veces más que haberse clasificado para los octavos de la Champions. ¿Por qué será?

Por cierto, como apéndice al tuit de Carrasco sobre Koeman, la verdad es que nadie hubiera entendido que Koeman, recién despedido, hubiera asistido al adiós del Kun. Preguntárselo como él ha hecho o insinuar su desapego barcelonista por esa ausencia es admitir y reconocer que, como Laporta y el resto de su entorno se lo querían cargar como fuera. ‘Ganas de justificar su resentimiento contra Koeman’, podría ser el eslogan de otra pancarta.

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