El político más nefasto de Cataluña

Lo ha conseguido. La inestabilidad provocada por el proceso independentista y el referéndum del 1-O del 2017, impulsado por el ex presidente Carles Puigdemont, nos ha pasado una carísima factura económica. Según el estudio de los datos regionalizados del INE, el PIB per cápita de Cataluña en 2019 -31.119 euros- es inferior al de la media de la Unión Europea (UE): 31.160 euros. Este dato, negativo, rompe una serie histórica en la cual Cataluña siempre acostumbraba a estar por encima de la media comunitaria y es un nítido reflejo del desastre sin paliativos -económico, pero también político y social- provocado por la loca aventura secesionista liderada por el residente en Waterloo.

Y no solo esto. El tradicional empuje empresarial de Cataluña, en relación con España, ha quedado amortiguado. Según este estudio del INE, la Comunidad de Madrid (35.913 euros), el País Vasco (34.192 euros) y Navarra (32.141) superan nuestro PIB per cápita. Hubo una época en que Jordi Pujol proclamó Cataluña como uno de los “cuatro grandes motores de Europa” (4ME), junto con las regiones de Baden-Wüttemberg, Lombardia y Rhône-Alpes. Estas ínfulas han acabado en humo y con una realidad económica muy tocada que la pandemia ha empeorado todavía más.

Si tenemos en cuenta la excelente posición geoestratégica que ocupa el territorio catalán y las grandes infraestructuras de comunicación que tenemos, este fracaso es todavía más patético. Gracias al “criminal” Estado español “colonizador”, todas las capitales catalanas están interconectadas por AVE y con salida directa a Francia y al corazón de la Unión Europea; disponemos de un magnífico aeropuerto de primera y un puerto con las instalaciones más modernas y potentes del Mediterráneo. Además, gracias al ministro valenciano José Luis Ábalos, que no ha dado su brazo a torcer, las principales autopistas de peaje del país pasarán a ser de titularidad pública este 2021.

Desde el 1-O y la fuga masiva de la sede social de grandes empresas -empezando por nuestro principal grupo financiero, “la Caixa”-, Cataluña anda como los cangrejos. Y lo más increíble es que Carles Puigdemont y su partido, Junts x Catalunya, perseveran y quieren perseverar por la vía de la confrontación y el unilateralismo. Esta es su oferta electoral para el 14-F y este es el sentido de la creación de la fantasmagórica Asamblea de Representantes del Consejo por la República, que él preside y que pretende erigirse en la “Autoridad Nacional Catalana”.

Las estadísticas no engañan, pero Carles Puigdemont, ávido de sangre, todavía quiere más desolación y ruina para todos los ciudadanos de Cataluña. Eso sí, su “modus vivendi” y el de su familia son sagrados e intocables: un chalé de nuevo rico junto al golf de Waterloo, el espléndido sueldo de eurodiputado, otro chalé de nuevo rico junto al golf de Sant Julià de Ramis y un salario de 6.000 euros mensuales para su señora, Marcela Topor, por cuenta de la Diputación de Barcelona, para hacer una tertulia semanal en inglés.

Es difícil encontrar en la historia de Cataluña un político tan cínico, insolente, cobarde, ególatra, hipócrita, tóxico, inútil y nefasto como Carles Puigdemont. Las urnas del 14-F serán su condena inapelable. Esto es a lo que debe tener pánico de verdad, más que no al Tribunal Supremo, a la Fiscalía, al CNI, a la Guardia Civil, a la UDEF y a todas las fuerzas malignas del “deep state” español… ¡y de la Vía Láctea!

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