Los socialistas catalanes estaban muy satisfechos con el gobierno de Barcelona de Ada Colau (Barcelona en Comú) y Jaume Collboni (PSC). Habían conseguido arrancar a los comunes el liderazgo en materia de seguridad ciudadana, marcaban el ritmo en promoción económica, y tienen a los agentes empresariales calmados con el Ayuntamiento. Pero las cuestiones más simbólicas que últimamente han hecho volver el consistorio y la alcaldesa a la primera línea mediática son elementos donde los comunes sacan mucho pecho y que a los socialistas no les gustan nada.
De hecho, el último episodio ha sido la retirada de la Medalla de Oro de la ciudad al rey emérito Juan Carlos I. El gobierno municipal acabó dividido, con los comunes apoyando y los socialistas votando en contra. Pero lo que quedó en el imaginario público y mediático es que el Ayuntamiento, con un gobierno de Barcelona en Comú y PSC, daba la espalda a la monarquía española.
Las declaraciones de apoyo a los presos independentistas o las reacciones de Colau a las sentencias del procés son otros de los elementos que, a pesar de ser puramente simbólicos, preocupan al PSC porque acaban vinculando el Ayuntamiento con polémicas que al resto del Estado hacen daño a su imagen. De hecho, la dirección del PSC piensa que Collboni no consigue controlar las "salidas de tono" de Colau.
