El PDECat se da una semana más de tiempo para negociar la ensambladura en el escenario posconvergente. No obstante, pintan bastos para el heredero de Convergència, que ayer vio como sus políticos presos desafiaban la dirección, presidida David Bonvehí. El conglomerado convergente parece más cerca del cisma que de cerrar un acuerdo.
Todo empezó con la propuesta de encaje que ayer los presos Jordi Turull, Josep Rull y Quim Forn, junto con el ex consejero desplazado en Bélgica, Lluís Puig, con el apoyo explícito del expresidente Carles Puigdemont, hicieron llegar a la dirección del partido. Resumida, la propuesta busca liquidar el PDECat y fundar un nuevo partido con las siglas JxCat. El sector oficial, que encabeza el presidente Bonvehí, secundado por Ferran Bel, Marc Solsona y Marc Castells -los cuatro que forman el equipo negociador-, rechaza de pleno la propuesta.
Así, la dirección del PDECat, reunida ayer de forma extraordinaria, rechazó la idea y resolvió que Bonvehí continúe las negociaciones con Jordi Sánchez, de la Crida. El partido, que se niega a disolverse, se da así más tiempo para mantener las conversaciones sobre la ensambladura con JxCat.
Después, el portavoz de PDECat, Marc Solsona, salía a decir que ve margen para llegar al acuerdo. No obstante, en caso de no llegar, avisaba: "Somos un partido y estamos preparados para concurrir a las elecciones".
Todo ello coincide con la asamblea constituyente del Partido Nacionalista de Cataluña (PNC), en que hoy la excoordinadora del PDECat, Marta Pascal, asumirá el liderazgo de la nueva formación política.
