El FC Barcelona se ha afanado a tomar medidas contra el efecto económico negativo que tendrá, inequívocamente, el coronavirus. El peor de los escenarios para las finanzas del club azulgrana va asociado al cierre de las taquillas que, de momento, ya se ha decretado para los siguientes partidos en el Camp Nou, tanto de Liga como de Champions.
La posibilidad de que el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions contra el Nápoles se tenga que disputar a puerta cerrada ya supondría una diferencia de ingresos previstos de 8 millones de euros. Es así de grave porque el presupuesto de ingresos del club se realiza asumiendo que el equipo llegará a los cuartos de final de la competición europea.
A esta circunstancia hay que añadir, de momento, la suspensión de las dos próximas jornadas ligueras y el riesgo de perder los ingresos de las taquillas de al menos otro partido, una muy mala noticia para las previsiones financieras y la tesorería, que ya arrastra problemas históricos recurrentes. Ante esta situación, la administración del club ya ha mandado una carta a los proveedores habituales con un mensaje muy claro: los contratos pueden sufrir una modificación de las condiciones o incluso ser cancelados unilateralmente.
En principio, estas modificaciones afectarían especialmente a los proveedores directamente asociados a los servicios, necesidades y prestaciones de los partidos que, de forma regular, suelen estar contratados para la totalidad de los partidos ligueros y de la fase de grupos de la Liga de Campeones, y puntualmente para las competiciones de eliminatorias como las europeas y las de Copa (en la que el Barça ya ha sido eliminado este año).
Además, debido a estas pérdidas por la caída de los ingresos, otros sectores de actividades del FC Barcelona se verán afectados. Los números ya no cuadran.
