Manifiesto de esperanza del Partido Laborista en unas elecciones que cambiarán la historia europea

Una elección de las que pasan una vez en la vida. El Reino Unido votará el 12 de diciembre para decidir el destino del Brexit y su futuro. Por un lado, los conservadores del primer ministro Johnson con un único mensaje martilleando: get Brexit done. Una letanía en busca de la mayoría en apoyo del acuerdo con la UE firmado el mes de octubre, un Brexit duro que pretende desregular el Reino Unido para llevarlo a la órbita de los Estados Unidos. Del otro, el Partido Laborista de Jeremy Corbyn, que en cambio lucha para mantenera  la Gran Bretaña anclada en Europa con un referéndum entre un Brexit suave y la pertenencia a una UE en que el Labour está dispuesto a "liderar el cambio", tal como se dice en el "Manifiesto de Esperança", presentado recientemente.

El Manifiesto incluye el programa de inversiones más grande de los tiempos modernos, el final definitivo de la austeridad y una transformación completa del sistema económico, social e institucional del Reino. Propuestas ambiciosas, parcialmente financiadas a partir de la deuda y en parte de un aumento de impuestos sobre los beneficios empresariales y el 5% más rico de la población: desde una revolución industrial verde hasta un fondo público de 400.000 millones, capaz de crear un millón de puestos de trabajo en las áreas deprimidas del país y reducir las emisiones de CO2 para 2030, al final de la austeridad que anulará una década de recortes, refinanciar el Sistema Sanitario Nacional (NHS), dando un aumento del 5% a todos los empleados públicos y bloqueando el incremento de la edad de jubilación.

El Labour también creará un Servicio Educativo Nacional sobre el modelo del sanitario, para garantizar la educación gratuita desde el nacimiento hasta la edad adulta mediante la abolición de las tasas universitarias, el fortalecimiento de los servicios de asilo y el aprendizaje a lo largo de la vida para adultos.

Pero la parte más avanzada es el trabajo. A las propuestas bandera de 2017 del salario horario mínimo a 10 libras y de la abolición de los contratos de cero horas se añade la reducción de la jornada laboral con el mismo salario para llegar a la semana laboral de 32 horas en una década y un plan que prevé una cuota de hasta un 10% de las grandes empresas de propiedad colectiva de los empleados (que recibirán dividendos anuales). Los trabajadores británicos tendrán, pues, la posibilidad de decidir qué producir y sacar provecho de ello.

La propuesta de ofrecer una red de internet súper rápida a todo el país para 2030 también es transformadora, nacionalizando una parte de British Telecom y reduciendo la brecha digital entre las regiones y los ciudadanos. No se acaba aquí. El Labour quiere nacionalizar los ferrocarriles, las oficinas de correos, el agua y la energía y promete un plan de vivienda social masiva con la construcción de un millón de viviendas en una década, reduciendo a cero el número de personas sin hogar en cinco años. Finalmente, la seguridad de todos los edificios para no ver incendios como el de la torre Grenfell.

También son significativas las reformas constitucionales que prevén la abolición de la Casa de los Lores y una Convención constitucional integrada por ciudadanos que producirán recomendaciones sobre como reorganizar las instituciones democráticas de las cuatro naciones del Reino. También hay, entre líneas, luz verde para un nuevo referéndum sobre la independencia escocesa, a pesar de que no en los "primeros años" del gobierno.

En cuanto al Brexit, el Labour ofrece al país una forma democrática de permanecer en la UE y una solución rápida. Boris Johnson no dice que la aprobación de su acuerdo será el inicio de un nuevo proceso de negociación para redefinir las relaciones comerciales con la UE que puede durar años. El Partido Laborista propone en cambio resolver la cuestión de aquí a 6 meses con un nuevo referéndum en el que Corbyn anunció que como primer ministro se mantendría neutral, siguiendo en los dos casos la elección de los ciudadanos. Entre estos, también estarían los jóvenes de 16 años y todos los residentes del Reino Unido, incluidos los ciudadanos europeos, en la mayor extensión del sufragio durante generaciones.

Pero quizás es en política internacional que un gobierno de Corbyn podría dejar la huella más importante. Desde el fin de la venta de armas a Arabia Saudí hasta el reconocimiento inmediato de Palestina, un gobierno laborista podría lanzar procesos transformadores de dinámicas políticas mundiales, utilizando la influencia de la quinta economía mundial.

Un gobierno laborista del Reino Unido establecería bases importantes tanto para acabar con la era neoliberal de treinta años como para empezar a construir un orden mundial más justo. La Europa progresista sólo puede desearlo.

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