¿En qué posición están el Barça y Vilarrubí ante al Tsunami Democrático y el clásico?

Carles Vilarrubí, exvicepresidente institucional del FC Barcelona
Carles Vilarrubí, exvicepresidente institucional del FC Barcelona

Carles Vilarrubí, exvicepresidente del FC Barcelona, ha hecho un intento de reaparición pública con ocasión de los sucesos de esta semana, después de la sentencia del procés. Vilarrubí ha querido salir al paso de la confusa maniobra de Tsunami Democràticoy su pretendida movilización del próximo 26 de octubre, que coincidiría con la celebración del clásico Barça-Real Madrid.

Una acción que a primera hora de la tarde del miércoles fue anunciada por el canal autorizado de Tsunami Democràtic y posteriormente borrada, aunque no negada, dejando mucho margen a la interpretación y a una posible operación sorpresa que tendría como objetivo el Camp Nou, sobre todo sus alrededores. Tanto es así que la Liga de Fútbol Profesional y Real Federación Española de Fútbol, a través de su Comité de Competición, se afanaron en intentar el cambio de orden de los clásicos para adelantar el partido de la segunda vuelta, Real Madrid-Barça, al 26 de octubre. Todo ello, un intento de criminalizar la tensión deportiva del partido más visto en todo el mundo como efecto de la situación política en Cataluña.

En aquel momento, Carles Vilarrubí envió por WhatsApp un mensaje a todo su círculo de amistades, en principio de peso político y de proximidad a los principales poderes del país: "El 1-O de 2017 la liga dijo que el partido se tenía que jugar si o sí!….¿hoy a 10 días vista y no se puede jugar en Can Barça!!?" (sic).

En efecto, cuando el FC Barcelona tuvo que enfrentarse al Las Palmas en partido liguero el 1-O de 2017, pese a la conflictividad y la enorme tensión del momento, las autoridades deportivas no se abrieron a ninguna posibilidad de aplazamiento. Al contrario: forzaron una situación de abierto enfrentamiento del club contra el Gobierno de Puigdemont y de enorme presión para Josep Maria Bartomeu. Aquella tarde, cuando el presidente y el vestuario decidieron finalmente jugar a puerta cerrada contra el Las Palmas, Vilarrubí presentó su dimisión, derrotado en su postura de negarse a disputar el partido.

Ahora, la jugada de Tsunami Democràtic y del frente futbolístico, Liga y RFEF, viene a ser la misma: poner al FC Barcelona en la tesitura de tomar una decisión comprometida, sobrecargada de tirantez política y endemoniadamente peligrosa, arriesgada y polémica.

Negarse a cambiar el orden o la fecha del partido, como piensa mantener la junta azulgrana, puede interpretarse como un gesto de provocación capaz de poner en peligro a miles de personas, espectadores o manifestantes el día del partido si, como pasó con la invasión del aeropuerto el lunes, la situación en los alrededores del Camp Nou se descontrola. Por el contrario, si el Barça cede a la presión de Madrid, las protestas de sus socios y forofos podría generar también una oleada de protestas, también de riesgo. Lo que no pasará en ningún caso es que Carles Vilarrubí recupere su cargo de vicepresidente institucional en el FC Barcelona.

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