¿Qué proponen los prescriptores de ERC a la masa social procesista?

Josep Maria Terricabras
Josep Maria Terricabras

Movilizarse de tal manera que sean ellos, y no sus representantes políticos, los que "reciban los batacazos", en palabras de la exeurodiputado de ERC Josep Maria Terricabras.

En una entrevista concedida a Vilaweb , con la Diada y la sentencia a los dirigentes del proceso en el horizonte, afirma que el "estado propio" depende de los ciudadanos y "no de los gobernantes", y lo justifica así: "Entre otras cosas, basta con que los gobernantes levanten una ceja para que los encierren en la cárcel. España se aguanta sobre la Guardia Civil y los jueces. No tiene nada más. Es una situación claramente franquista. Por lo tanto, tiene que ser la población, con la complicidad del gobierno, pero que no sea el gobierno quien reciba los batacazos. Que seamos los ciudadanos quienes recibimos".

Y añade: "Me sorprendió la declaración de un alto responsable policial del Estado español durante el juicio en el Supremo, que admitió que no tenían suficiente policía para disolver el 1-O. ¡Qué buena idea! Tenemos que ser conscientes de que no tienen suficiente policía. Por lo tanto, en lugar de hacer manifestaciones con otro color y otros cantos, tal vez tendríamos que hacerlas eficaces".

Seguidamente, propone como "manifestación eficaz" el envío de "50.000 personas al aeropuerto, 50.000 a la televisión, 50.000 a la Jonquera y 50.000 a la delegación del gobierno. Y quedarse".

De un parecer semejante sobre el rol de la masa y los políticos es uno de los columnistas de la órbita de ERC, el editor Eduard Voltas, que fue alto cargo del departamento de Cultura entre 2007 y 2010, cuando lo dirigía Joan Manuel Tresserras (ERC).

Refractario al "control del territorio" que preconizan sectors indepes, eso sí, Voltas ha escrito en El Món esta semana que "del mismo modo que no me sé imaginar una independencia que no venga de un referéndum acordado, no me sé imaginar un referéndum acordado que no venga de una estrategia de desobediencia civil sistemática y masiva que, si quiere ser realista, tiene que asumir los costes de una represión mucho más dura que la sufrida hasta ahora".

Esgrimiendo que "la desobediencia institucional tiene las patas muy cortas" -y más desde 2017, según su parecer-, Voltas considera que la "estrategia de desobediencias institucionales es el camino más directo a la decapitación absoluta del movimiento", que sería el camino a tomar si "nos queremos quedar sin políticos".

Para él, "la única desobediencia políticamente útil es la civil, y eso quiere decir un esquema en el que los políticos no se arriesgan personalmente y en cambio los ciudadanos sí. Suena duro y suena feo, pero en mi opinión es así. Y sólo es posible que la base independentista lo asuma y lo practique si tiene una confianza absoluta en sus políticos, cosa que ahora no sucede".

"Quizás ayudaría que al menos los políticos de segundo rango rotaran en sus cargos y pasaran temporadas como civiles desobedientes, asumiendo las consecuencias junto a sus conciudadanos. Pero creo que los líderes hay que protegerlos. Líderes hay bien pocos, y ya hemos visto las consecuencias de exponerlos a la represión", remata sobre la cuestión.

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