En la sombra de Andreu Subies, el ex-presidente de la Federación Catalana de Fútbol investigado por la Audiencia Nacional por un presunto desvío de fondos provenientes de la Federación Española de Fútbol (RFEF) para su enriquecimiento personal, ha aparecido estrechamente relacionado a la trama destapada el nombre de Josep Contreras.
Este cómplice indispensable es también ex-directivo de la Federación Catalana y actual directivo del Barça B, cargo que ejerce desde ya hace bastantes años, no exactamente como un barcelonista desinteresado y amante del fútbol formativo, sino por su proverbial y seductora facilidad para las reformas, promociones de pisos, gestiones inmobiliarias y favores en este entorno. También por su generosidad a la hora de invitar periodistas a festines de marisco y por la ostentosa publicidad de su amistad con el también ex-presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel Villar.
Así, el constructor de Gavà y su sociedad, Tastavins SL, pudieron hacerse tan grandes como la crisis inmobiliaria permitió, rascando por aquí y por allá para sobreponerse como fuera a un revés económico y financiero muy importante. Josep Contreras, hoy en el ojo del huracán del caso Subies, incluso podría salpicar el FC Barcelona, puesto que no se sabe hasta qué punto ha podido utilizar artes parecidos a las del fraude señalado por la investigación de la Audiencia al mismo FC Barcelona. El club azulgrana ha sido su otro gran centro de operaciones en cuanto a relaciones sociales que después han derivado en negocios de otro tipo.
La especialidad de Contreras ha sido la de aparentar favores en forma de obras domésticas en el círculo del poder del barcelonismo que después ha pretendido cobrar en influencias y gestiones en su beneficio y en en obras de mayor calado y con un margen más grande.
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