Quim Nadal vuelve con una propuesta para el diálogo

En su nuevo libro, 'Cataluña, espejo roto', propugna la liberación de los presos, la renuncia a la unilateralidad y la recuperación del Estatuto del 2006, entre otros puntos
Quim Nadal
Quim Nadal

"Todos habían jugado con los valores, con los sentimientos, con las identidades, y habían construido realidades virtuales a su propia medida". Joaquim Nadal describe así el periodo político que ha traído a la situación actual de Cataluña, a la cual augura "un futuro incierto". Lo hace por medio de un libro, Cataluña, espejo roto (editado por Pòrtic) con el cual acaba con su silencio. "Pensar que podía ser objeto de varapalos y descalificaciones indiscriminadas me ha inducido a silencios intermitentes", añade a la introducción del libro.

Nadal asegura ser "consciente que la actual polarización deja poco margen para soluciones centradas; la tendencia a la descalificación de los puntos intermedios marca con acentos especiales las actuales tensiones de la sociedad catalana. La dialéctica de los extremos barre los matices".

Los 12 puntos
En contra de este panorama, el exalcalde de Girona plantea su libro como "una aproximación independiente, lejos del maniqueísmo, sin concesiones a la frivolidad, sin ninguna condescendencia hacia los fundamentalismos" y con la voluntad de hacer una propuesta de 12 puntos pensada para ofrecer una alternativa, hecha "desde la libertad de pensamiento y sin ninguna hipoteca".

Los 12 puntos de su propuesta empiezan con el reconocimiento por parte del Estado que la represión policial del 1 de octubre fue un error político. Dice también que las fuerzas soberanistas tienen que admitir que la consulta no tuvo las garantías de un referéndum homologable internacionalmente para considerarlo válido. Por su parte, el Estado tendría que tomar la iniciativa para la liberación de los presos y la suspensión de todas las acciones judiciales que permitan el regreso de los expatriados.

La propuesta también indica que los soberanistas tendrían que renunciar a la vía unilateral. A su vez, el Estado tendría que restituir plenamente todas las competencias de la Generalitat. Señala que los gobiernos y los parlamentos catalanes y españoles se comprometan a mantener los modelos educativos, sanitarios, lingüísticos y en seguridad de Cataluña.

Otro punto comportaría el establecimiento de un pacto de estabilidad entre las fuerzas catalanas por un pacto de legislatura. Y el acuerdo entre los Parlamentos español y catalán para restituir íntegramente el Estatuto del 2006.

La parte final plantea una nueva financiación con una serie de garantías, la posibilidad de desplegar mecanismos bilaterales para consultar a los ciudadanos y el posible desarrollo de un sistema parecido a la ley de la claridad del Canadá para posibilitar las consultas sobre la oferta española y la propuesta catalana.

Nadal, en su libro, describe "en términos relativos, una situación hegemónica de las fuerzas soberanistas y de las organizaciones de matriz independentista de la sociedad civil". Señala que esta se manifiesta "en una proporción sin precedentes históricos", pero "todavía insuficiente para avalar un proceso democrático directo hacia la independencia".

También admite que hay otra parte de la sociedad catalana "menos uniforme, más heterogénea, y de proporciones parecidas, que no piensa que este sea el camino".

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