El copríncipe episcopal de Andorra, Joan-Enric Vives, está en ‘shock’. Uno de sus grandes amigos en la curia vaticana, el cardenal norteamericano Theodor Edgar McCarrick, arzobispo emérito de Washington DC, acaba de ser apartado de sus funciones y confinado por el papa Francisco a llevar “una vida de oración y penitencia” por su conducta sexual impropia.
El cardenal Theodor Edgar McCarrick fue invitado con todos los honores por el arzobispo Joan-Enric Vives en una visita que realizó a la diócesis de Urgell entre los días 21 y 24 de marzo del año 2015. Según recogió entonces la publicación Catalunya Religió, el prelado norteamericano, acompañado por su anfitrión, visitó la Seu d'Urgell, Andorra, el valle de Boí-Taüll y Balaguer.
Curiosamente, las referencias a la estancia del cardenal Theodor Edgar McCarrick han desaparecido de la web oficial del obispado de Urgell. Con esta censura es evidente que el arzobispo Joan-Enric Vives quiere borrar los rastros de su relación con su amigo de Washington, que ha protagonizado un sonado escándalo al hacerse pública su condición homosexual.
En concreto, Theodor Edgar McCarrick ha sido acusado de abusos sexuales a un menor de 16 años, cuando era cura en Nueva York. También se han formulado acusaciones contra él por mantener relaciones con tres jóvenes seminaristas. Estas denuncias han sido consideradas “fundamentadas y creíbles” por las autoridades eclesiásticas que lo investigan y esto ha provocado, a instancias del Vaticano, su destitución fulminante de todos los cargos y su separación de la actividad pastoral.
Esta estrecha amistad entre Joan-Enric Vives y el prelado norteamericano acusado de pederastia y homosexualidad activa es una nueva mancha en el expediente del copríncipe de Andorra, que siempre ha tenido la ambición de ser creado cardenal algún día.
Según se ha publicado, el arzobispo de Urgell protegió, durante años, las actividades de la Casa de Santiago y del Seminario del Pueblo de Dios, dos entidades donde se han producido y denunciado episodios de abusos sexuales, en algunos casos con menores involucrados. También defendió un cura de la diócesis que fue pillado traficando con pornografía infantil y que, posteriormente, fue condenado judicialmente.
