Carles Puigdemont ha asegurado que es posible gobernar Cataluña desde Bruselas gracias a las «nuevas tecnologías», añadiendo que «no hay nada en el reglamento que prohíba las fórmulas de investidura que estamos ensayando», a pesar de que los letrados del Parlamento se han mostrado en contra.
Puigdemont ha dicho, en declaraciones a Catalunya Ràdio, que «entre presidiario y presidente, escojo ser presidente, porque creo que puedo servir mejor a Cataluña«. El expresidente catalán ha añadido que «desde la prisión seguro que no podría ejercer».
En este contexto, desde el gobierno central ya se ha avisado que se impedirá cualquier intento de hacer una investidura a distancia del nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña, y que cualquier maniobra en este sentido será recurrida ante el Tribunal Constitucional.
A pesar de estas amenazas, Puigdemont insiste en el hecho que tiene que ser él el nuevo presidente investido, al considerar que «¿si tengo los votos suficientes, donde está el problema para que sea presidente? La gente votó y merece respeto».
En este punto, el expresidente catalán considera que los ciudadanos han querido «restaurar» el ejecutivo que había antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Por eso, Puigdemont dice que es necesario que Oriol Junqueras salga de la prisión al preguntarse que «¿se puede mantener a un vicepresidente escogido en la prisión? La situación es salvaje y no podemos normalizarla. Cada día que pasa en la prisión es un día de injusticia».
Puigdemont dice que no ha huido de la justicia española al afirmar que «vine aquí (Bruselas) libremente y cuando se publicó la euroorden yo me presenté ante la justicia y después el Gobierno la retiró».
El expresidente de la Generalitat ha explicado que ahora al proceso independentista le hace falta «flexibilidad», y que las conversaciones entre Junts per Catalunya, ERC y la CUP siguen adelante. Puigdemont, ha remachado que ahora se tiene que pasar de «la república de la proclamación» a «la república de los hechos».
