Llegados a este punto me vienen a la cabeza dos poetas: Antonio Machado y Alejandro Sanz. Si a Bob Dylan le dieron el premio Nobel de Literatura me puedo permitir la libertad de calificar de poeta al cantante madrileño.
Pienso en Machado y en su poema Españolito y cambio «españolito» por «catalanet» y «España» por «Catalunya«. «Catalanet que vienes al mundo que Dios te guarde. Una de las dos Catalunyas te ha de helar el corazón». Las encuestas previas a las elecciones del jueves 21 de diciembre muestran una división casi exacta entre partidarios y contrarios a la independencia.
Pienso en Sanz y en su canción Corazón partío cuando pide «tiritas para este corazón partío» y se pregunta «si tú te vas ¿quién me va a curar el corazón partío?».
Las elecciones pondrán evidencia lo que no quedó claro en las dos consultas que se han hecho sobre la voluntad de los catalanes respecto a su relación con España. A las dos consultas no se presentaron los contrarios a la independencia. En las elecciones sí lo harán y veremos cómo se distribuyen los diputados en el próximo Parlamento.
Parece una misión imposible que de este próximo Parlamento salga una mayoría y un Gobierno que no hiele o parta el corazón de la minoría.
Sería de agradecer que, se avance en la dirección que sea, quien lidere este proceso piense más en poner tiritas que en hurgar más en la herida. Poner tiritas no significa renunciar a los propios principios y proyectos. Quiere decir saber defenderlos sin pisar ni humillar los derechos y la voluntad de los que piensan diferente.
Hay un catalán que quiere vivir y a vivir empieza. Un catalán que necesita alguien que lo tape de noche cuando haga frío, que lo llene de primaveras este enero y que le baje la luna para jugar.
¿Lo encontrará este jueves?
