Menos mal que nos queda Portugal

Por increíble que parezca, hay un gobierno de izquierdas en Europa, anti-neoliberal, que marcha bien, escribe el director del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad de Río de Janeiro, Emir Sader, para la Agencia Latinoamerica de Información (ALAI). Sin embargo, Europa lo silencia.

Tras la publicación por Periodistas en Español (la página que dirige Rafael Jiménez Claudín para los informadores en lengua castellana) de este artículo de Emir Sader, El País se descolgó, el miércoles 8, con un suelto (nunca mejor dicho), firmado por Javier Martín desde Lisboa, en el que achaca el buen momento en Portugal «al recalcitrante optimismo del presidente y del primer ministro», porque «las cifras del país no son para lanzar cohetes». Punto. Misión cumplida: El País habla de Portugal, aunque sea poco y mal.

Y así todo el coro de la casta mediática continental. Ni una palabra sobre el pacto de Gobierno que suscribieron el Partido Socialista, el Partido Comunista y al emergente Bloco de Izquierda portugués, mediante el cual los socialistas renunciaban a su propuesta de «flexibilización» de las relaciones laborales, la privatización del sistema de transportes y algunas políticas de austeridad impuestas por Europa. A cambio, el Bloco y los comunistas se comprometían a retirar su posición de salida de la UE. Así, desde año y medio, en Portugal gobiernan los socialistas, con el apoyo parlamentario de las otras dos formaciones.

En este tiempo, los sueldos de los funcionarios se han recuperado, su jornada de trabajo ha sido reducida de 40 a 35 horas, el salario mínimo se ha incrementado en términos reales, al igual que las pensiones. Lo cual se ha hecho no aumentando el déficit, sino todo lo contrario. Actualmente es del 2,3% del Producto Interior Bruto, la cifra más baja de la historia democrática de Portugal. Todo ello acompañado de la recuperación del crecimiento económico y de la disminución del desempleo al 10,5 %.

«Nuestro principal objetivo era frenar el programa de la derecha y lo hemos logrado», declara la joven dirigente del Bloco de Izquierda, Catarina Martins, líder de la bancada de ese partido en el Parlamento. «Hemos contribuido a impulsar un conjunto de medidas que persiguen una mayor justicia social», comenta Jerónimo de Souza, dirigente del Partido Comunista de Portugal. Este planteamiento tan sencillo es el que parecía anunciarse para España, cuando Pedro Sánchez visitó Portugal pareciendo anunciar que el PSOE formularía con Podemos una alternativa de progreso. Cosa que, como es de dominio público, fue brutalmente dinamitada por el ala derecha y el aparato socialista.

Y en esas seguimos. Dedicando páginas y páginas a los nacionalismos rampantes, incluido el catalán. Abriendo con titulares de Fillon, Wilders, Rajoy, Theresa May, Artur Mas, Angela Merkel, Donald Trump… y toda la patulea (conservadora), que es un conjunto grande y desordenado de personas que arman alboroto o jaleo. ¿Tiene alguien conocimiento de lo que está ocurriendo en Grecia, tras su paso por la carnicería? ¿Se sabe qué está ocurriendo en el laborismo británico? ¿Y en el partido de Obama y Clinton? No claro, el libro de estilo de la post-verdad de los medios (mentira a gran escala) recomienda hablar de la izquierda solo para mal, mientras se hacen sonar los trompetas de la derecha. Y así nos va.

Pero, «Menos mal que nos queda Portugal», como proclamó en 1984 el tercer álbum de la banda gallega Siniestro Total.

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