Juntos para sufrir

Todos los enchufados a las subvenciones y ayudas del Govern vivieron con el alma en un puño las negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP para investir presidente de la Generalitat. Tanto les daba que siguiera de presidente Artur Mas o que pusieran a otro de su cuerda. Pero era imprescindible que un convergente continuara repartiéndoles el dinero con el que han salido adelante durante tanto tiempo. Al final, con la investidura de un presidente que formaba parte de la tribu de los beneficiarios de la repartidora patriótica respiraron tranquilos.

Pero ahora la CUP vuelve a la carga. Pide que los nuevos presupuestos de la Generalitat incluyan la desobediencia a los topes del déficit, el impago de la deuda y sus intereses y la reversión de las privatizaciones y los recortes de los últimos años. Esto, claro, ni Oriol Junqueras, con sus equilibrios dialécticos, lo puede asumir.

Total, que a los de Junts pel Sí les toca sufrir de nuevo. La paz no les ha durado ni medio año. Es evidente que los de Puigdemont no pueden sacar adelante unos presupuestos como los que le piden desde la CUP.

¡Ya estamos otra vez! Antonio Baños se librará, pero sus ex-colegas ya se preparan para las reuniones a escondidas y a altas horas de la madrugada. Vuelven los tiempos de dormir poco y con los nervios a flor de piel. Sobre todo para una parte de Junts pel Sí: la que forma el aparato convergente y sus simpatizantes. La parte de ERC vivirá esta negociación de los presupuestos con más calma. A saber si no se pondrán del lado de la CUP para hacerlos fracasar.

En unas nuevas elecciones, forzadas por el rechazo a los presupuestos, ERC tiene mucho que ganar y CDC, todo que perder.

Los de Junts pel Sí han venido a este mundo a sufrir. Unos más que otros, eso sí.

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