El presidente Carles Puigdemont no fue recibido por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante la su gira de tres días por Bélgica, a pesar de haberlo solicitado. Juncker alegó que no podía atender la petición del presidente de la Generalitat debido a «problemas de agenda«. Lo más grave del caso es que Carles Puigdemont había negado repetidamente que hubiera solicitado ninguna reunión con el presidente de la Comisión Europea. «Cuando queramos y creamos que se tiene que producir un encuentro formal de trabajo lo pediremos en estos términos», afirmó el presidente catalán.
Puigdemont, durante estos tres días en Bélgica, no ha cruzado la puerta de ninguna institución europea. Ha insistido en que el motivo de su visita era únicamente corresponder a la invitación del presidente-ministro de Flandes, Geert Bourgeois. De hecho, el presidente catalán se ha reunido con tres cargos públicos de la formación nacionalista flamenca N-VA para tratar temas económicos y empresariales.
El presidente catalán ha dicho que prefiere aplazar el encuentro con los altos cargos europeos hasta ver el resultado del referéndum del Brexit o al menos hasta observar una señal favorable al diálogo. «Cuando veamos que hay interés mutuo lo pediremos y estoy convencido de que habrá razones sobre la mesa para que les interese reunirse con nosotros», ha añadido el presidente.
La conclusión que ha extraído el presidente Puigdemont de su visita en Bélgica es que Europa está «desconcertada» ante la repetición de las elecciones generales en España. Respecto a su relación con el gobierno nacionalista flamenco ha sacado una lectura positiva, puesto que considera que «el balance es altamente positivo en dos direcciones: profundizar en la colaboración con el Gobierno de Flandes y en el conocimiento de los procesos políticos de los dos países».
