Las personas más cercanas a Artur Mas han empezado a asumir que su apuesta por continuar como presidente de la Generalitat gracias al apoyo de, al menos, dos diputados de la CUP no triunfará. El resultado de las elecciones generales ha confirmado una sensación que se había ido generalizando en los últimos días entre los íntimos de Mas a pesar de los mensajes contradictorios de los ‘cupaires’.
Quien más claramente ha manifestado esta sensación es el historiador y ensayista Agustí Colomines, hombre con línea directa con el presidente en funciones, que le recomienda que tire la toalla en el artículo que publicó la noche de las elecciones «Un paso adelante, dos atrás: un balance electoral de urgencia».
Colomines escribe: «El presidente en funciones deberá resolver un gran dilema, ya que la dependencia de la voluntad de la CUP le está desgastando de manera tal que intentar gobernar con la inestabilidad demostrada durante estos dos meses, dejará exhausto a su electorado y puede minorizar aún más el espacio político que aún representa. Puede que haya llegado la hora de tirar la toalla y decidir que si no se quiere dar un paso adelante para después emprender dos atrás, lo mejor que se puede hacer es reorganizar las fuerzas propias y dejar paso a una nueva opción» .
El comunicado de la CUP pidiendo a Junts pel Sí que presente otro candidato a presidente ha terminado de difundir la sensación de que la reelección de Mas es imposible. Falta saber si él también se da cuenta.
