El cónsul se consuela

La vida alegre del representante de los Emiratos Árabes Unidos en Barcelona provoca su fulminante destitución y el cierre de la legación diplomática
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Desde el pasado mes de enero, Barcelona se ha quedado sin consulado de los Emiratos Árabes Unidos (EE.UU.). Esta legación diplomática ha tenido una vida efímera, a pesar de la importancia estratégica de las relaciones económicas entre Catalunya y esta federación de siete emiratos árabes (Abu Dhabi, Dubai, Ras al-Khaimah, Sharjah, Fujairah, Ajman y Umm al-Qaiwain).

El consulado fue inaugurado el mes de noviembre de 2012, en la calle Balmes, 7, de Barcelona y, ha cerrado sus puertas en poco más de dos años. Según ha podido saber EL TRIANGLE, la escandalosa vida privada del responsable de la representación diplomática, Sultan Ali Sultan Al Harbi, ha precipitado su clausura.

El ‘paraíso’ terrenal
El cónsul Sultan Ali Sultan Al Harbi llegó a Barcelona procedente de la embajada de los EAU en Suecia, donde era el encargado de negocios. Su propensión a la vida alegre enojó a la embajadora, Najla Alqassimi, de estricta moral religiosa tradicionalista, que precipitó su traslado.

Asignado en el Estado español, recibió el encargo de abrir la legación diplomática en Barcelona. Y en la capital catalana, Sultan Ali Sultan Al Harbi encontró el «paraíso» terrenal. En compañía de su inseparable chófer y a bordo de Mercedes con matrícula CC 26001, el cónsul se convirtió pronto en un entusiasta de la «caliente» noche barcelonesa.

Empezó a frecuentar la discoteca Opium Mar, del Paseo Marítimo, y se hizo habitual de la zona VIP, donde se relacionaba con las prostitutas de alto standing (los precios de los servicios van de los 1.500 euros a los 3.000 euros) que «pescan» clientes.

Además del local de los hermanos Bordas -uno de ellos, Javier, es directivo del FC Barcelona y puntal de la junta de Josep Maria Bartomeu-, el cónsul alegre también descubrió pronto los bares del vecino Puerto Olímpico.

En especial, según ha podido saber EL TRIANGLE, se convirtió en cliente de los locales de ambiente árabe Al Jaima y Al Khalija, donde acostumbraba a ir en compañía del grupo de amigos de fiesta que pronto reunió en la capital catalana.

LEE EL REPORTAJE COMPLETO EN LA EDICIÓN EN PAPEL DE EL TRIANGLE DE ESTA SEMANA

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