Monedero y el fin de la inocencia de Podemos

La difusión de la información que Juan Carlos Monedero, destacado dirigente de Podemos, ha hecho juegos de manos para escatimar a Hacienda la parte que le tocaba por los ingresos que había obtenido por trabajos realizados en varios países latinoamericanos, es un misil en la línea de flotación ética de este partido. A los de Pablo Iglesias no les queda más remedio que deshacerse de Monedero o asumir que no son tan diferentes de la casta que han venido denunciando desde su aparición en la escena política.

Puedes ser muy buena persona, tener muy buenas intenciones, dedicar el dinero a causas justas, pero si escondes dinero a Hacienda estás haciendo un ejercicio de insolidaridad incompatible con la aspiración de intervenir en política desde la primera línea de combate.

En Catalunya no se entendió -o no quiso entenderse- esta incompatibilidad, y a un señor que había gestionado irregularmente una institución bancaria se le permitió que gobernara la comunidad durante 23 años. Sólo faltó que reconociera que durante aquellos años había escondido dinero a Hacienda para que la vergüenza colectiva fuera mayúscula.

Juan Carlos Monedero ha topado con su propia Banca Catalana. Era y es evidente que a Podemos le buscan las cosquillas por todos lados. Molestan porque ponen en cuestión el sistema y, también, porque bajan el independentismo de su pedestal de causa prioritaria y fundamental. El Plural, de Enric Sopena, donde apareció la primera información sobre los tejemanejes financieros de Monedero, no simpatiza precisamente con el nuevo partido.

Un partido que quiere cambiar el sistema no puede tener en un lugar destacado a alguien que tiene que hacer una declaración complementaria a Hacienda porque había intentado escaquearle una cantidad importante de dinero.

Y si este partido opta por una defensa numantina de esta persona cometerá el mismo error en el que tantas veces han incurrido los partidos que Podemos considera casta.

«El que no quiera polvo que no vaya a la era», señala el dicho tradicional catalán. Podemos ha optado por saltar a la palestra y jugar fuerte en la política de partidos. Si no quiere salir escaldado debe evitar el máximo posible de casos Monedero y, sobre todo, ser tan radical en su respuesta como lo reclama a los demás.

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