La sesión de control al presidente de la Generalitat celebrada este miércoles en el Parlamento, el día siguiente conocer la hoja de ruta independentista de Mas, ha evidenciado que el dirigente ha tomado las riendas políticas del país y ha dejado a su exsocio, Oriol Junqueras, noqueado. Ante la lupa mediática de una cámara llena a rebosar, el líder republicano no ha sido capaz de recoger el guante tirado en la vigilia por el presidente, de añadirse a la lista unitaria para la independencia. Además, el jefe del Gobierno se ha excusado en su agenda «de presidente de la Generalitat» para rechazar en primera instancia la invitación a la conferencia que Junqueras hará la próxima semana.
«Déjeme mirar la agenda, que yo soy el presidente de la Generalitat. Yo soy presidente de la Generalitat, y yo tengo que actuar», ha repicado Mas a un Junqueras que sólo ha sido capaz de reiterar «la disponibilidad en el diálogo» para «llegar a acuerdos con el Gobierno».
Mas quiere que los próximos meses evolucione el debate que ha habido hasta el 9-N encima la mesa, «si votamos o no votamos», por una confrontación de argumentos sobre «si es mejor o no la independencia».
