El independentismo también provoca tensiones en Podemos

Conviven en Barcelona dos organizaciones que se proclaman representativas del partido
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Podemos parecía que podría sortear el debate independentista catalán sin que afectara su funcionamiento interno, pero no ha sido así. Aunque la independencia de Catalunya no ha sido nunca un tema central de este partido, los debates actuales en el seno de la organización han provocado serias tensiones y están en la base de la fragmentación de Podemos Barcelona en dos grupos.

En este debate interno, Enric Martínez Herrera, Ángela Herrero, Antonio-F. Ordóñez, Thomas J. Miley y Miguel Ángel Cabrera Hidalgo, entregaron una ponencia al equipo que organiza el encuentro que debe definir la línea política e ideológica de la organización en las próximas semanas. Esta ponencia sobre «Principios Políticos» se titula «Derecho a decidir como libre determinación de los pueblos». Entre sus autores hay juristas y politólogos reconocidos internacionalmente como especialistas en la materia. Sorprendentemente, la ponencia no ha sido aceptada a trámite.

La ponencia
En esta ponencia se afirma que «El llamado ‘derecho a decidir’ es una invención reciente del nacionalismo conservador» y «forma parte de una operación de la maquinaria propagandística del independentismo catalán». Los autores del escrito consideran el ‘derecho a decidir’ como un neologismo utilizado por sus impulsores para intentar salvar la dificultad que representa aplicar el «derecho a la autodeterminación» en el caso catalán y atraer así más seguidores a su causa independentista. Definen como «trampas» la distinción entre soberanismo e independentismo y la pretensión de que se trata de un proceso democrático al que se enfrenta un Estado no democrático.

Finalmente, escriben: «Esta es la estrategia que han seguido en los últimos dos años los partidos nacionalistas, la mayor parte de los medios de comunicación en Catalunya, la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. Estrategia que se nutre de fondos públicos y que enmascara su fin último: proseguir con la construcción nacionalista catalana que, en el peor de los casos, logrará más cuotas de poder».

La propuesta de Resolución con la que se cierra la ponencia aboga por que «todos los pueblos del continente europeo puedan regir sus destinos sin someterse a imperialismos u otras formas de dominación extranjera y/o dotarse de gobiernos autónomos o incluso soberanos cuando sean víctimas de dominación extranjera o diversas formas de persecución y/o abuso sistemático contra los derechos humanos en el seno del Estado del que han formado parte históricamente «.

Sin encaje
Evidentemente, el caso catalán no encaja en estos supuestos. ¿Quiere mantener el núcleo duro español de Podemos buenas relaciones con los grupos catalanes como Guanyem o Procés Constituent, con los que está negociando pactos cara a las próximas elecciones municipales?

La ponencia contiene una segunda parte titulada «Inadecuada aplicación de la ‘desobediencia civil’ en el ‘derecho a decidir'», que sostiene que el planteamiento de desobediencia que están haciendo organizaciones como las CUP y Procés Constituent no reúnen los requisitos para llamarla «desobediencia civil», ni tampoco podría considerarse como tal ninguna «hipotética desobediencia» llevada a cabo desde «poderes instituidos como municipios o, incluso, una comunidad autónoma».

De momento, en Barcelona ya conviven dos organizaciones que se proclaman como representativas del partido en la ciudad. Una más decantada hacia las tesis de Procés Constituent, y en la que participan muchas personas procedentes de este colectivo y de Revolta Global-Izquierda Anticapitalista, y otra, que reúne siete círculos de distritos y barrios.

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