Miquel Iceta: «Keep calm & speak catalan»

Los socialistas catalanes están desconcertados. ¿Qué les pasa a los socialistas catalanes? Pues que algunos dirigentes y muchos militantes –en especial, de comarcas- se han tragado el «cuento» del «derecho a decidir». Además, la presión del «Sometent mediático» ha hecho que se hayan magnificado las discrepancias personales y las disidencias políticas en la organización.

Si miramos los resultados de las pasadas elecciones europeas, constatamos que, todo y la baja participación y la pérdida objetiva de votos, el PSC ha ganado holgadamente en todas las ciudades del «cinturón rojo» de Barcelona: L’Hospitalet, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà, Sant Boi, Gavà, Viladecans, Sant Adrià, Esplugues, Sant Feliu de Llobregat, Sant Joan Despí, Barberà, Rubí, Ciutat Badia… Este es un capital político importante que no se puede negligir y que hay que poner en valor.

El problema del PSC es que se mira demasiado el ombligo, disfunción visual muy propia de Catalunya y que nos hace daño como país. Pero el PSC tiene que entender que su gran fuerza es, precisamente, la marca. El PSC no es una «seta» aislada en el ecosistema político catalán. El PSC es la representación en el territorio catalán de un proyecto mundial que arranca desde hace más de 100 años y que tiene un gran futuro por delante: la Internacional Socialista y, por extensión, las fuerzas que trabajan por la construcción de una nueva sociedad humana más justa e igualitaria a escala planetaria.

El PSC no se tiene que dejar arrastrar por el síndrome PSOE. Al fin y al cabo, desde su fundación en 1978, es un partido jurídicamente autónomo y federado con sus ‘hermanos’ españoles. El PSC se inscribe con voz propia en el Partido Socialista Europeo (PSE) y su eurodiputado Javi López forma parte de un grupo parlamentario, la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), que cuenta con un total de 191 escaños en Bruselas, conformando la segunda fuerza política.

Si los socialistas están actualmente de baja en Catalunya no pasa lo mismo en otros países europeos. Por ejemplo, en las elecciones del pasado 25 de mayo, los socialistas ganaron en Italia, Portugal, Rumanía y Suecia. El mapa político europeo actual bascula entre dos grandes formaciones, el PPE de centro-derecha y los S&D de centro-izquierda, que acaparan la mayoría de los escaños de la Eurocámara. A veces, unos suben y los otros bajan, y viceversa, depende de la coyuntura de cada país en cada momento.

Yo no tengo capacidad para predecir qué pasará en el Mundo y en el espacio de la Unión Europea en los meses y años a venir. Las amenazas que se ciernen para la paz y la estabilidad económica son muy graves. Pero si «no pasa nada», lo más lógico es que el proceso de consolidación europea se acabe concretando en la creación de los Estados Unidos de Europa. Esto hará que, como en el caso de los Estados Unidos de América, la representación política pivote sobre dos grandes partidos: el conservador y el progresista, que se irán alternando democráticamente en el poder.

En este contexto, la posición del PSC es y tendría que ser muy cómoda y tranquila. Dejando de banda el «zumbido nacionalista» que nos toca vivir en Catalunya por intereses electoralistas de CiU y ERC, la incardinación federal del PSC con el PSOE y el Partido Socialista Europeo (PSE) le marca una hoja de ruta muy sólida y coherente. El nuevo líder in pectore de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, sólo tiene que garantizar la «propiedad» de las siglas y trabajar codo con codo con sus ‘compañeros’ españoles y europeos en la construcción de una alternativa social a las destructivas políticas neoliberales que representa el PPE. Si no pierde la calma, ya vendrán tiempos mejores.

En el hito de los Estados Unidos de Europa, el nuevo PSC tiene tres obligaciones:

1. Reforzar su vertiente social, apoyando y encabezando las luchas legítimas de la mayoría trabajadora, ya sea contra los desahucios o la privatización de los servicios públicos

2. Reivindicar la República federal española como fórmula de gobierno racional que tiene que hacer posible la construcción de los Estados Unidos de Europa

3. Defender y obtener la oficialidad de la lengua catalana en Bruselas

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