Se acerca el inicio de la campaña de verano, la mayor arma electoral con la que cuentan los Bomberos de la Generalitat, y sus reivindicaciones ganan fuerza y adeptos. Por primera vez, una decena de técnicos, la escala superior del Cuerpo en que la mayoría son cargos de confianza puestos a dedo por la dirección general, se han manifestado este jueves con el resto de bomberos.
La representación de técnicos ha sido exigua, había casi una decena de los más de 70 que hay en el Cuerpo, pero el resto de bomberos rasos lo ha considerado un paso adelante «importantísimo» para coger fuerza en las negociaciones que mantienen con la dirección. Los técnicos interpelados por EL TRIANGLE no han querido hacer ninguna manifestación a título personal porque «nuestras reivindicaciones son las mismas que las del resto de bomberos». También se han sumado, «por compañerismo», una quincena de bomberos del Ayuntamiento barcelonés.
Con el plus que suponen los cascos blancos, unos 800 bomberos de la Generalitat, cascos amarillos en la cabeza, han recorrido el trayecto que hay de la plaza Sant Jaume al Palacio de la Ciutadella de Barcelona para pedir al Gobierno que «cambie las políticas que niegan el derecho a un auxilio digno». Pero sus exigencias de ampliar plantilla han chocado con un decreto que les impone 102 horas extra anuales.
La marcha ha acabado con un espectáculo teatral en que unos figurantes que representaban una familia morían asfixiados por un fuego de vivienda porque los bomberos llegaban tarde. En un segundo plano, unos cuántos bomberos con máscaras del presidente Mas, el consejero Espadaler y el director general de prevención y extinción de incendios, Ramon Parés, se embolsaban unos sacos con dinero.
