No es Madrid: ¡Es Matrix!

Discrepo totalmente de las posturas inmovilistas y, con frecuencia, insultantes de la ‘Brunete mediática‘ madrileña, pero he de admitir que algunas de las expresiones que utilizan sus periodistas-soldado para referirse a la situación política en Catalunya me parecen acertadas: por ejemplo, «Matrix», el mundo de ficción virtual donde la humanidad –en este caso, los catalanes- malvive sumisa y alienada.

El debate soberanista que invade, de manera obsesiva, la dialéctica política en el Parlament y los medios de comunicación catalanes es totalmente ajeno a la realidad de la calle. Semanas después del Onze de Setembre, el «tema» ya ha decaído y está pasado de moda. Después de dar tantas vueltas a la noria, el «burro» está mareado y lo único que quiere es comer y descansar. El bizantinismo acaba aburriendo a las ovejas y ésta es la triste actualidad de Matrix/Catalunya.

El problema es que Catalunya es un país pequeño. Somos 7,5 millones de habitantes, el equivalente a la mitad de la población de la ciudad de México DF. Todos nos conocemos hasta en la sopa y esto ya no da más de sí. Nadie quiere romper realmente la relación con España –salvo la extraparlamentaria Solidaritat per la Independència (SI)- y el resto es literatura o teatro.

Tras el semi-fallido proceso de reforma del Nuevo Estatut de Catalunya –que actuó de ariete-, en los meses a venir nos embarcaremos en un laborioso proceso de reforma constitucional que impulsará, como sello de su nuevo reinado, el próximo monarca, Felipe VI de Borbón. ¿Catalunya, nuevo Estado de la Unión Europea? Como Baviera con relación a Alemania y con Unió Democràtica jugando el rol de la CSU.

Pero mientras esperamos acontecimientos, en Matrix/Catalunya pasan cosas muy graves. El Parlament, con la aquiescencia cómplice de ERC, el PSC y el PP, ha aprobado una reducción de los impuestos a los casinos de juego al tipo irrisorio del 10%, con el propósito de favorecer la implantación del ilusorio complejo Barcelona World en Salou. La pareja Andreu Mas-Colell-Elsa Artadi, aunque pavoneen de su paso por Harvard, son unos patéticos tontos útiles que le hacen el juego –y nunca mejor dicho- a una pandilla de «salteadores de caminos»: los Bañuelos & Ho & Bonomi son empresarios patibularios a los que en Matrix/Catalunya tratamos como Mr. Marshall. «No comment».

La penuria presupuestaria de la Generalitat y de las administraciones municipales está provocando que se desmoronen los servicios públicos en Catalunya. No hay dinero para las farmacias, pero sí para regar con dinero público a los medios de comunicación que construyen la falsa realidad de Matrix/Catalunya. Sin ir más lejos, diarios digitales que, años ha, demonizaban a la Diputación de Barcelona, donde gobernaba la izquierda, por considerarla una institución retrógrada y contraria a la organización territorial de Catalunya, lucen ahora un espléndido despliegue publicitario de la propia Diputación, en manos convergentes. Como decía Groucho Marx: «Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros«.

Nos hacen creer que CDC y ERC forman una coalición de hecho en el Parlament basada en el «derecho a decidir» y la convocatoria el próximo año de un referéndum de secesión. Una nueva falacia de Matrix/Catalunya. CiU y PP acaban de sumar sus votos para mantener el próximo año los conciertos económicos a las escuelas segregacionistas y elitistas del Opus Dei y de los Legionarios de Cristo (unos 20 millones de euros). Mientras, para las vitales becas-comedor de las escuelas públicas no hay dinero. Inmoral y repugnante.

El problema de Catalunya no se llama Madrid. Se llama Matrix.

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