El Hospital Clínico de Barcelona es una venerable institución sanitaria de la capital catalana que presta servicio a 600.000 ciudadanos del barrio del Eixample desde hace 107 años. Con la particularidad de que, además, es un centro de formación de los estudiantes de medicina que se preparan en la facultad anexa, dependiente de la Universidad de Barcelona. Por sus consultas y quirófanos han pasado los grandes nombres de la historia de la medicina catalana, como August Pi Sunyer o Moisès Broggi.
Pero el Hospital Clínico, que cumple una importante función sanitaria y docente, no ha escapado a la guillotina del consejero de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz. En este caso, y además de los consabidos despidos y recortes salariales de la plantilla de sufridos e indignados trabajadores, la operación de desmantelamiento de este centro de referencia del sistema hospitalario de Barcelona supone un paso más en la implacable estrategia privatizadora que impulsa el Gobierno de Artur Mas.
Trasvase de enfermos
La clave de la operación se llama RAT (plan de reordenación asistencial territorial) y el CatSalut la ha empezado a materializar este otoño. Según establece el RAT, durante el último cuatrimestre del presente año, el Hospital Clínico debe aplicar un recorte presupuestario en su funcionamiento de 17,5 millones de euros.
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