La ministra de la Virgen del Rocío

Ahora se ha vuelto besucona. Cuando la ministra de Empleo comparece ante los medios con su mirada triunfante al lado de la Vicepresidenta del Gobierno, besa castamente a diestro y siniestro a todos los conocidos del PP que se cruzan en su camino. Sus apariciones tienen siempre el mismo objeto. Anunciar la aparición en el BOE de una nueva entrega de la reforma laboral ‘en diferido’ que, según afirmó en su día, le inspiró la Virgen del Rocío. Rajoy nombró a Fátima Báñez ministra de Empleo y Seguridad social para que se cargase de un plumazo las dos instituciones. Sus méritos para ocupar el delicado puesto de verdugo encargado de erradicar toda la legislación laboral conquistada por la clase obrera hasta el día en que ocupó el cargo fueron, de una parte, su desconocimiento de las leyes de la jurisdicción del trabajo y, de otra, su título de licenciada en derecho y económicas. No obstante Fátima Báñez no ejerció nunca de abogada. Asesoró, eso si, a su familia, una familia de especuladores andaluces propietarios de diversas empresas que -se supo en 2012- pagaban con retraso los salarios a sus empleados y no satisfacían las cuotas obreras a la Seguridad Social cuyo importe, al parecer, mantenían como oro en paño en sus arcones.

 

La Virgen se le apareció por primera vez a principios de junio de 2013. Fátima no tuvo pudor alguno en comunicárselo a los periodistas. Lo hizo en una rueda de prensa que celebró en Huelva días después. ‘Me siento muy emocionada por el regalo que nos ha hecho la Virgen del Rocío, aliada privilegiada y embajadora universal de Huelva, mostrándonos el camino de la salida de la crisis y el de la búsqueda del bienestar ciudadano. Estoy emocionada –añadió- porque no me lo esperaba, aunque de la Virgen un capote siempre llega’. El pueblo no entendió las bellas y devotas palabras de Fátima Báñez. Para la ciudadanía no tenían ningún sentido. Los españolitos de a pie que aún conservaban sus puestos de trabajo subsistían con salarios de miseria. Ya eran muchos los indigentes –antiguos empleados- que recogían desperdicios en los contenedores de basura.

 

La reforma laboral había provocado los despidos de miles y miles de trabajadores privando a muchísimas personas de los recursos necesarios para subsistir. Más de dos millones y medio de ciudadanos –antiguos empleados de grandes sociedades e incluso funcionarios- vivían sin ningún subsidio en la pobreza más absoluta recogiendo para saciar el hambre de sus familias los restos de comida caducada de restaurantes o centros comerciales. El resto de desempleados, los que si cobraban el paro, subsistían merced a la solidaridad de sus familiares y amigos. Los desahucios instados por los bancos de las viviendas de estos nuevos marginados de la sociedad se producían día a día, lo que obligaba a sus víctimas, incluidos los niños y los ancianos, a malvivir en la calle. La estafa de las preferentes seguía sin resolverse. Por último, se impusieron unas tasas judiciales injustas y desproporcionadas para impedir que los trabajadores acudiesen en súplica a las altas instancias judiciales del trabajo y para privar a los ciudadanos en general de la defensa de sus derechos.

 

A partir de entonces cada aparición de la Ministra Báñez constituía un remanso de paz para el PP. La Virgen del Rocío a quien Fátima había dejado de mencionar para salvaguardarla de los dichos blasfemos de los rojos, separatistas y judeo-masónicos que eran muchos, realizó más de un milagro. Al igual que el que efectuó su hijo multiplicando panes y peces, optó por dividir los contratos de trabajo de los currantes. Su profeta, Fátima Báñez, en medio de los vítores de la patronal, anunció en el Congreso que los modelos de los contratos laborales existentes pasarían de ser 41 a 5. Pero su mayor triunfo fue la presentación de un libelo encuadernado en azul titulado: ‘Informe de la evaluación del impacto de la reforma laboral’.

 

Lo hizo sin dejar de mostrar generosamente su sonrisa iluminada por la fe. El contenido de la falaz buena nueva para sus acólitos constituyó un nuevo baño de agua fría para el sentido común. Afirma que la reforma ha evitado la destrucción de 225.800 puestos de trabajo cuando en realidad ha destruido 649.400 empleos y que 700.000 jóvenes tuvieron una oportunidad de empleo gracias a su ministerio siendo la realidad muy otra: la tasa de paro juvenil se encuentra en un 56,1%. Y así les podría ir citando prodigios hasta la infinitud. Pero la mayor de sus torpezas –ésta por su magnitud se ha convertido en tropelía- ha sido la puesta en marcha del servicio de denuncias anónimas a través de internet en el ámbito laboral. No podía ser de otro modo porque la delación ha sido siempre la mano derecha de los regímenes fascistas.

Durante la dictadura franquista el ejercicio continuado y secreto de la delación fue el aspecto más escandaloso y sórdido del régimen. Entre 1939 y 1945, solo en Catalunya, se instruyeron 70.000 procesos militares debidos a la delación que llevaron al fusilamiento o al garrote a 3.385 personas. El artículo 8ª de la Ley de Depuración de Funcionarios de 1939 obligaba a denunciar a ‘los izquierdistas más destacados de su departamento y a manifestar cuanto supieran de la actuación de los mismos’. Los principales delatores eran hermanos de sangre o clérigos que lo hacían a través de informaciones obtenidas en el confesionario. Una de los grandes confidentes, según afirma Enric Canals en su libro ‘Delatores, La justicia de Franco’ fue Camilo José Cela. Este ilustre censor y apasionado chivato, se dirigió a través de una carta al Comisario General de Investigación y Vigilancia –la misiva se conserva en una de las estanterías del Ayuntamiento de Sukela- ofreciéndose para desempeñar este oficio ruin y abyecto ‘prestando datos sobre personas y conductas que pudieran serle de utilidad’.

 

Las redes sociales y algunas televisiones se han echado encima de la ministra de la Virgen del Rocío. La Asociación Nacional para la Defensa Efectiva del Trabajador la ha denunciado ante la Fiscalía. CCOO ha rechazado frente al Gobierno la delación propuesta por su Departamento. Por mi parte voy a ser más generoso con la beata Fátima. Le sugiero, tan solo que haga votos de castidad, pobreza y obediencia y se retire a un convento de clausura.

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