Utilizar la palabra facha para referirse a una persona es evidente que tiene una intención ideológica. Es una palabra que admite matices y que, tal y como yo la uso, sirve para identificar a personas que juegan sucio en la política y el periodismo, que recurren a la amenaza y el insulto en su comportamiento habitual y que tienen detrás suyo una financiación y un apoyo evidente de la ultraderecha y la derecha radical.
Vito Zoppellari Quiles es un ‘facha’ de manual. Él lo sabe y no se esconde de ello. De hecho, supongo que le gusta que le traten así porque conlleva que le caigan aplausos, dinero y apoyos por parte de la extrema derecha española.
En cambio, la palabra que no utilizaría para referirme a él es ‘periodista’. No lo es porque fue incapaz de terminar los estudios de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid cuando se trasladó desde su ciudad natal, Elche, y no lo es porque lo que hace no encaja con mi concepción de la función del periodista en la sociedad. Su trabajo es perseguir a periodistas y diputados de izquierdas e incordiarlos con preguntas que son insultos más o menos encubiertos. Llevar una esponja de micro no convierte a un ciudadano en periodista.
Fue el jefe de comunicación de la candidatura de Alvise Pérez en las elecciones europeas y formó parte de su lista de Se acabó la fiesta en uno de sus últimos puestos. Cuando se encuentra con su grupo de aduladores en cualquier discoteca o manifestación le reciben con gritos de “Pedro Sánchez, hijo de puta”. Y él encantado de la vida.
Su última idea -o la de los que mueven sus hilos por detrás- es recorrer las universidades españolas con lo que ha bautizado como Tour España Combativa. Lo presenta como «Periodismo crítico y comunicación política». Anunció que el pasado día 16 estaría en la Universidad Autónoma de Barcelona. Le invitó, según Quiles, el colectivo S’ha acabat, cuya expresidenta, Júlia Calvet, es hoy diputada de Vox en el Parlament de Catalunya. La UAB no tenía ninguna constancia de ello.
Era evidente que habría follón y lo hubo. Él, feliz, y el montón de medios periodísticos y políticos de la fachoesfera que le ríen las gracias, también.
¿Había que boicotear la intervención de un ‘facha’ en la UAB? Mi Siscu espontáneo dice que sí y mi Siscu racional dice que no. Atribuyen a Voltaire la frase “No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo” pero se ve que su paternidad corresponde a un contemporáneo suyo llamado Claude-Adrien Helvétius. Lamento decir que dar mi vida para que Quiles venda su odio no lo vais a ver. Mi respuesta habría sido hacer una performance alternativa y llenar su recorrido por la UAB y la sala donde diera la conferencia con carteles, pancartas y pintadas mostrando el rechazo a su presencia y comportamiento.
En uno de estos carteles detallaría el dinero que recibe el medio que le paga el sueldo, EDATV, de las administraciones gobernadas por el PP y por VOX. No falta casi ninguna autonomía o ayuntamiento importante, empezando por los que presiden Isabel Díaz Ayuso y José Luis Almeida.
Eso sí, le pediría que si vuelve por la UAB lo haga sin la compañía de los seis gorilas que le escoltaron en todo momento el pasado día 16. De paso, si tanto le gusta la libertad de expresión que nos diga cuánto dinero le pagan por hacer lo que hace y quién se lo da a él y a sus gorilas. Y que me deje su móvil para mirar sus conversaciones de whatsapp con Abascal, Tellado, Miguel Ángel Rodríguez, Inda y otras perlas similares. Seguro que nos íbamos a reír un rato.









