Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha decidido cambiar de piel. En su larga trayectoria –fue fundada en 1931–, nuestro old party ha modificado su logo en varias ocasiones, conservando, eso sí, el triángulo de resonancias mazónicas que lo identifica desde sus orígenes. Ahora, el equipo de Oriol Junqueras ha decidido enterrar el amarillo llamativo, que era el color corporativo que el partido adoptó en el año 2006 y que se convirtió, de hecho, en el omnipresente indicativo cromático del desgraciado proceso independentista.
Del amarillo, ERC ha pasado al naranja, que había quedado huérfano desde la desaparición de Ciudadanos. Según los cerebros del partido, el naranja simboliza «la izquierda», mientras que los colores que lo acompañan representan las raíces (el beige), la libertad (el blanco) y la institucionalidad (el negro). Todo ello, con el objetivo de «adaptarse al nuevo contexto político» y «estar más cerca de la gente», han dicho, en la presentación del nuevo logo, la secretaria general Elisenda Alamany y el portavoz adjunto y subsecretario de Comunicación, Isaac Albert. Además, aseguran que usarán en redes sociales «un lenguaje más claro, comprensante y directo», hablando «más de la gente y menos de los partidos».
