Lionel Messi celebró su 18º aniversario el 24 de junio de 2005 mientras estaba concentrado con la Selección Argentina en los Países Bajos, durante el Mundial Sub-20. Ese día, Messi estaba bajo la disciplina de la concentración y, por tanto, no hubo una gran fiesta, sino una celebración sencilla con sus compañeros y el cuerpo técnico. El aniversario coincidió con la preparación para el partido de cuartos de final contra España, que se jugó al día siguiente y en el que Messi fue protagonista anotando un gol. Aquella edición del torneo fue histórica para él, ya que fue elegido mejor jugador, máximo goleador y campeón del mundo juvenil.
Eso pasó en 2005. Cuatro años después, en 2009, tras el primer Triplete de la historia del Barça, con Leo líder y gran protagonista, Leo celebró su 22 aniversario estando de vacaciones en la Argentina. Como no había compromisos internacionales de selección, Messi aprovechó para descansar y pasar su cumpleaños discretamente con la familia y amigos en Rosario. No existen imágenes ni registro de aquel entrañable y discreto aniversario.
Lamine Yamal, el jugador de la Masía llamado a ser su sucesor, ya hace meses que afirma que él intentará dejar su propia huella y relato en la historia del Barça y acaba de dejar muy claro su destacada y enorme diferencia de carácter, actitud, comportamiento y sentido de la vida pública en la celebración de su 18º aniversario, el de su esperada mayoría de edad, casualmente coincidente con el primer día de la pretemporada, es decir, el de la vuelta al trabajo bajo las órdenes de Hansi Flick.
La celebración ha dado lugar a varias controversias por la sensación de que Yamal y algunos jugadores se pasaron por alto la disciplina de vestuario, que la fiesta congregó a un número excesivo de celebrities -aprovechando la figura de Yamal-, también por el descontrol que siguió al soplar las velas y que su entorno fue demasiado lejos contratando para la diversión nocturna «personas con nanismo como parte del entretenimiento», según ha denunciado la Asociación de Personas con Acondroplasia y Otras Displasias Esqueléticas con Nanismo (ADEE), anunciando acciones «legales y sociales oportunas para salvaguardar la dignidad de las personas con discapacidad», ya que este colectivo considera que estos hechos «vulneran no solo la legislación vigente, sino también los valores éticos fundamentales de una sociedad que se quiere igualitaria y respetuosa». Una posible multa podría llegar a los 600.000 euros.
También han circulado informaciones solventes sobre la asistencia de ‘chicas de imagen’, una práctica de carácter machista y delicada por lo que representa en sí misma como también para transitar la fina línea de otras interpretaciones. Algunos medios revelaron que algunas ‘invitadas’, entre ellas modelos, declinaron participar rechazando la oferta de traslados en jet privado, alojamiento de primera y una tarjeta de crédito con 10.000 euros. Según algunos medios, la organización, atribuyéndose el deseo al homenajeado, buscaba un perfil determinado.
Aunque estaban prohibidos los móviles se filtraron las identidades de los 200 invitados y los detalles de una fiesta realmente made in Hollywood de la que una parte de la plantilla supo retirarse a tiempo y otra no tanto, empezando por Yamal que, por los detalles, imágenes y confidencias, prácticamente no permaneció antes de someterse a los análisis clínicos y pruebas físicas y médicas propias de la jornada que le esperaba en la Ciudad Deportiva.
Claro que la prensa deportiva catalana, en otra demostración de falta de criterio y de seriedad, también de su servilismo, comenzó destacando el glamur, la modernidad, el lujo y la capacidad de convocatoria de la joven estrella barcelonista, y luego tuvo que ir escondiendo y silenciando toda la información negativa o incómoda relacionada con el descontrol de una fiesta indudablemente inoportuna y pésimamente calculada por Yamal y su entorno, cualquiera que sea.
Si se hubiera tratado de cualquier otro futbolista y de otra directiva, por ejemplo con Neymar, el hecho de haber montado una ‘fiesta’ de campeonato la víspera del primer día de la temporada oficial, el escándalo mediático habría sido mayúsculo, los medios habrían denunciado con razón la tolerancia del staff técnico y la debilidad de la directiva y la actitud censurable del propio jugador por un comportamiento irresponsable que, además, infringe el código interno sobre el horario previo a los días de trabajo.
Que el cumpleaños de Yamal coincidiera con la vuelta al trabajo no es precisamente la mejor excusa, sino al contrario, para saltarse las obligaciones y el rigor profesional que se exige a los jugadores del primer equipo azulgrana.
No ha trascendido la opinión de Flick al respecto, pero seguramente no será un hecho que haya pasado por alto sin consecuencias. Yamal ya había despedido el curso pasado, el de su gran explosión, con una intolerable falta de respeto hacia sus compañeros, staff técnico y directiva no asistiendo a la cena oficial de celebración de los títulos. Prefirió pasar la noche en Madrid sin que se hayan conocido los motivos reales de esta ausencia.
Al margen del hecho indiscutible de no aplicarse en el uso de los horarios a partir de que empieza la temporada, Yamal no ha dejado de aparecer todo el verano en la prensa, desinhibido y feliz en los lugares más atractivos de relajamiento veraniego de todo el mundo, en Brasil con Neymar e incluso en China acudiendo a compromisos de marketing con Adidas y otros patrocinadores personales. Está, por descontado, en su derecho de disfrutar y descansar, si bien no falta quien considera que, sin dejar de hacer lo que le plazca, le convendría más discreción para evitar fabricarse una ‘mala fama’ que tan rápidamente puede ganarse un futbolista como él, tan determinante, si de repente encadena un par de malos partidos.
El error para su imagen ha sido, indudablemente, de su entorno y de la directiva como que no tuvo en cuenta que la noche del sábado al domingo pasado invadía ya el tiempo de la disciplina deseable de un equipo obligado y comprometido a mejorar incluso sus registros del año pasado. Y si Deco, Flick y Joan Laporta estaban al corriente, ya que los preparativos fueron de dominio público, seguramente habrían tenido que actuar de manera preventiva.
La denuncia añadida, tan incómoda, de la Asociación de Personas con Acondroplasia y Otras Displasias Esqueléticas con Nanismo (ADEE), resalta, junto con la contratación de ‘chicas’ más bien decorativas, esa falta censurable de tacto, sensibilidad y de sentido de la protección que Yamal y el Barça necesitan por lo que son y por lo que representan.
Pero, claro, cabe preguntarse, a la vista de los hechos, quién es, ¿o qué argumentos es capaz de acreditar al presidente, Laporta, para prohibir a alguien de su entorno una buena fiesta, menos aún de temática ‘gángster’ como la organizada para Yamal? Y si no, que le pregunten a Ronaldinho, por ejemplo, que ya pagó, como el equipo azulgrana, las consecuencias de este estado de fiesta permanente de las últimas temporadas de Ronaldinho y también, destacadamente, de un ‘fiestero’ como Deco, hoy al frente de la dirección deportiva.
A Flick no le han puesto fácil a la hora de imponer la misma disciplina para todos, siendo el más preocupante de todas las reacciones los miedos de la propia madre de Yamal expresadas en su entorno de confianza sobre la sensación de que las dimensiones de la fiesta eran excesivas y que a los organizadores se les había escapado de las manos el abuso de tanto ‘influencer’, ‘youtuber’ y cantando beneficiándose del estrépito mediático de la fiesta y de la figura de un Yamal que, por muchos dieciocho años que celebrase, necesitaba la madurez, la supervisión y la protección desde la junta para aquel gran día. Del mismo modo que la firma de su contrato se aplazó en su día, la fiesta, más allá del ámbito familiar y del vestuario, la de dejarse ir también podía reubicarse y pasar más desapercibida por el bien de todos.










