Confirman que Jordi González será el nuevo presentador del programa de TV3Col·lapse a partir de septiembre, en sustitución de Ricard Ustrell, que ha decidido centrarse en su labor en Catalunya Ràdio. Aunque el relevo se vende públicamente como una transición pactada y natural, fuentes internas de la CCMA apuntan que la decisión ha generado malestar en sectores de Junts, que cuestionan el perfil político y profesional del nuevo conductor.
La incomodidad se ha hecho sentir también en el ámbito parlamentario: el diputado Agustí Colominas (Junts) expresó en comisión dudas sobre si el fichaje «garantiza el pluralismo ideológico» que, según él, debería caracterizar el espacio. Junts considera que González tiene un perfil demasiado cercano al PSC, y que su presencia puede romper el equilibrio conseguido con Ustrell, que mantenía una cierta ambigüedad política y un estilo propio de confrontación suave con figuras de todos los colores.
Fuentes de la dirección de TV3 defienden que la elección responde estrictamente a criterios profesionales y de audiencia, y que se quiere mantener la esencia del programa con un enfoque «más abierto, más coral y menos vinculado a la personalidad del conductor». Sin embargo, el relevo ha sido vivido internamente como un movimiento de peso, teniendo en cuenta que Col·lapse ha sido uno de los programas con más audiencia e impacto de los sábados por la noche, especialmente entre el público joven.
El regreso de González a la televisión pública —tras casi tres décadas en Mediaset— ha sorprendido dentro y fuera de la casa. Aunque el periodista tiene un largo recorrido televisivo, no es habitual en la parrilla de contenidos de corte sociopolítico como Col·lapse. Este giro ha hecho especular sobre una reformulación de tono y contenido del programa, y algunos trabajadores de la cadena temen que el nuevo enfoque priorice más el entretenimiento que la reflexión o la confrontación de ideas.
De momento, no se ha anunciado ningún cambio en el equipo de redacción, pero según fuentes próximas a la productora, algunos colaboradores habituales podrían no continuar en la nueva etapa.
