Laporta, forzado a darle a Lamine Yamal todo lo que le pida Mendes

El jugador, que plantó al equipo y a la directiva en la cena de fin de curso, y su agente le han dado un aviso claro de lo que quieren: condiciones de Balón de Oro antes de ganarlo

Lamine Yamal - Foto: FC Barcelona

La renovación de Lamine Yamal marcará, sin duda, el futuro azulgrana en dos ámbitos: el de sus estados financieros a partir de la próxima temporada e, igual de importante, el de la jerarquía dentro el vestuario. En este sentido, la pésima actitud del jugador de saltarse la cena oficial de celebración de final de temporada el miércoles pasado, dejando plantados al resto de la plantilla, el staff técnico y la directiva, generó un malestar que el propio aparato de comunicación del club se encargó de mitigar y de sofocar para que no se convirtiera en el escándalo de la semana, pues al parecer el crack prefirió irse a Madrid a cumplir con un compromiso comercial.

Al menos esa fue la tapadera utilizada, igualmente injustificada -o, incluso, peor-, si ese fue el caso y no otra causa más frívola o intencionada y significativa. La especulación de que esa ausencia fuera un aviso de que su lealtad barcelonista está por debajo de las condiciones de su nuevo contrato en plena época de renegociación cabe también, teniendo en cuenta que a las pocas horas su agente, Jorge Mendes, recalaba urgentemente en Barcelona para dejarse ver en un almuerzo con el propio Lamine, al final del cual tranquilizó al barcelonismo con declaraciones a la carrera camino al aeropuerto de regreso: «Claro que Lamine renovará con el Barça, lo hará en breve y será Balón de Oro».

La discusión interna y la gran decisión de Laporta pasa por retenerlo con un contrato que a lo largo del tiempo se vaya ajustando a sus logros, evolución y títulos del equipo o cubrirlo ahora de oro para asegurarse su continuidad, siendo a partir del 1 de julio el jugador mejor pagado del equipo con 18 años. Si esa autoridad de number one implica un liderazgo en el campo, que ya ha demostrado, por equivalencia debe asociarse a una actitud igualmente irreprochable dentro del vestuario en la que no cabe, como ha ocurrido esta semana, esa fuga descortés y maleducada de la celebración de fin de curso. ¿Se le aplicará la disciplina de Hansi Flick, a quien no le tiembla el pulso a la hora de dejar en el banquillo a un futbolista, quien sea, por llegar un minuto tarde a merendar?».

Su desplante, aunque puede acabar en una anécdota, no es el mejor comienzo para esta nueva etapa de Lamine Yamal, que sigue batiendo todos los récords de precocidad. Y también es un aviso que su representante, Jorge Mendes, vaya gritando que ganará el Balón de Oro, un premio individual y no colectivo, subiendo el precio del jugador en el último tramo de esa renegociación de un precontrato que ambas partes han dado por superado tras la temporada triunfal de Lamine Yamal.

Esa es una puerta que abrió el propio presidente Laporta, advirtiendo que el suyo era un caso especial que el Barça debía afrontar fuera de los cánones de espectro salarial actual. Traducido, que Lamine Yamal pasará a ser el más caro de la plantilla a partir del 1 de julio próximo. Va camino de ser Messi mucho antes de que se le pueda comparar con él y sobre todo antes de aportar en títulos y en valor comercial indirecto la riqueza inmesurable generada por el argentino a lo largo de los años. En todo caso, su valor de mercado y su salario nunca fueron por delante de sus méritos deportivos, al contrario de lo que ahora ocurrirá con la nueva estrella azulgrana. No es fácil, y si muy trascendente, acertar con la fórmula de renovación, menos aún frente a un Jorge Mendes experto y hábil comisionista que, además, tiene a Laporta más como aliado que como obstáculo negociador.

Además, LaLiga ha establecido una nueva normativa que facilita cualquier nueva barbaridad que Laporta desee, vigente desde la temporada 2025/26, mediante la introducción de una excepción significativa al límite salarial para facilitar la renovación de jugadores canteranos menores de 24 años. Esta medida está diseñada para proteger el talento formado en casa y ofrecer flexibilidad a los clubes que trabajan con la cantera.

Los clubes pueden renovar a jugadores de casa que cumplan con los siguientes requisitos, incluso si han excedido su límite salarial: debe ser menor de 24 años y haber estado registrado en el club durante al menos las tres últimas temporadas consecutivas. Es el caso de Lamine Yamal.

Eso sí, el exceso salarial generado por la renovación debe ser compensado dentro del mismo ejercicio económico. Si no se logra, la cantidad pendiente se descontará del límite del club en la temporada siguiente.

A Laporta, por tanto, se le permite operar con Lamine Yamal aunque no disponga ahora mismo de fair play financiero para ofrecerle un contrato de supercrack sabiendo que condicionará el margen salarial de la temporada próxima y de las siguientes. Es por ese motivo que Deco, el director deportivo, ya ha avanzado que el Barça no puede fichar a nadie, y el origen de los rumores que apuntan a una rebaja de la ficha del último año de contrato de Lewandowski y de una renovación a la baja de Frenkie de Jong para hacer le sitio a la millonada que se llevará Lamine Yamal.

Por tanto, Laporta podrá ampliarle el contrato a su nueva estrella con la facilidad del que compra a débito y que ya se inventará algún truco para seguir adelante. Una especialidad que, no obstante, va acumulando problemas cada vez mayores y riesgos razonables de colapso inminente.

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