Otro auditor discrepa de Laporta por las dudas de la operación Olmo

Crowe Royal no ve claro contabilizar íntegramente los 100 millones de la venta de asientos VIP por la evanescencia de un activo que áun no existe, poniendo en serio peligro el 'fair play' financiero azulgrana ante LaLiga, y también recela del camuflaje de Barça Vision

Joan Laporta - Foto: FC Barcelona

Otro problema con el auditor amenaza con enturbiar de nuevo esa imagen de las cuentas de Joan Laporta permanentemente bajo la sospecha, borrosas y controvertidas desde el mismo momento en que el presidente del Barça ganó las elecciones en marzo de 2021 bajo la promesa de «volverlo a hacer». Si con esa afirmación se entendía que podía firmar de nuevo unos resultados económicos, financieros y patrimoniales espantosos, la verdad es que, al menos en este sentido, ha cumplido con esa expectativa electoral.

Puede que hasta demasiado, pues ahora resulta que tras dejar en el camino a dos empresas auditoras, Ernst & Young y Grant Thornton, porque se negaron a rehacer sus informes a la carta y a conveniencia de los deseos e intereses personales del presidente azulgrana, se haya topado con que el tercer auditor, el suplente del suplente, Crowe Global, también empieza mostrar reticencia a que sus expertos y profesionales sean teledirigidos y obligados por la necesidad de adaptar los balances al relato laportista de cara al socio, a desdibujar la realidad de las cuentas azulgrana.

Antes del 31 de marzo, Crowe Global, debe emitir un primer informe sobre el transcurso de la temporada para que el FC Barcelona acredite ante LaLiga el cumplimiento o las desviaciones sobre los prespuestos y el rigor del plan de tesorería acordado con la patronal, si quiere mantener su actual estatus de estabilidad en el margen salarial y poder operar sin haber excedido el fair play financiero en el ajuste, los fichajes y las operaciones de mercado en verano.

Informaciones confirmadas desde dentro de la propia junta de Laporta han confirmado, en este sentido, que existen sustanciales discrepancias con el nuevo auditor sobre la contabilidad de la operación clave de enero pasado por la cesión de derechos sobre mas de 300 asientos VIP a New Era Visionary Group (NEVG), una más que extraña y enigmática sociedad de uno de los Emiratos Árabes con menos transparencia mercantil y fiscal. Lo ha revelado el programa Què t’hi jugues? de la SER apuntando que Crowe Royal no acepta, en principio, asentar como un ingreso neto de 100 millones para esta temporada esa especie de reventa de asientos de lujo durante 30 años, operación de la cual Laporta ha acreditado como ingreso fehaciente 28 millones de 72 millones, además de 30 millones de otros más de 100 asientos a un fondo de inversión de Catar, este completamente al margen de la opacidad y recelos de New Era Visionary Group.

Crowe Royal sostiene que el producto sobre el que se ha cerrado la transacción aún no puede considerarse un activo en sí mismo, puesto que las obras y la entrega del nuevo Spotify terminado no se ha realizado aún, y además será Goldman Sachs en su momento quien ajuste realmente la distribución de los ingresos de la explotación de la nueva instalación, inicialmente bajo el criterio de preservar para la devolución del préstamo la mitad de la facturación.

Por tanto, es posible que solo en base a esta circunstancia, prevista y recogida en el fondo de titulización suscrito entre Laporta y Goldman Sachs junto a 19 inversores, la porción directamente susceptible de ser aportada como margen salarial se vea reducida a la mitad sin que se haya descartado, incluso, que Crowe Royal se plantee diferir el ingreso por los años de contrato, como parece que debería ser desde una óptica de mayor pureza y rigor financiero.

La medida no afectaría a la tesorería, pero tendría un impacto terrible en el margen salarial del Barça de Laporta, que volvería estar excedido a partir del 1 de julio, poniendo en serio peligro los fichajes del verano, sobre todo el nuevo contrato de Lamine Yamal, pues para la joven estrella barcelonista el curso 2025-26 es el último de su actual compromiso contractual con el FC Barcelona. En situación de falta de fair play financiero, Laporta no tendría otra salida que vender jugadores, deshacerse de más patrimonio o plantearse la cesión de activos extraordinarios, si bien esta posibilidad, como resulta evidente, se le está complicando cada día más.

Este no sería, por otro lado, el único desencuentro entre Laporta y Crowe Royal, pues el nuevo auditor tampoco ve clara la maniobra envolvente con la que el presidente pretende camuflar la pérdida de valor real de Barça Vision (Bridgeburg Invest), que ya fue reflejada por su antecesor, Grant Thornton, en forma de salvedad en su último informe de auditoría tras el cual, por culpa del cabreo de Laporta, el Barça no le renovó el contrato.

El problema sigue siendo que como la frustrada -o más bien falsa, imaginaria y espectral- venta de Barça Studios ya se ha convertido en una operación de amplio conocimiento público, ningún auditor está dispuesto a aceptar el camuflaje que propone ahora Laporta para evitar nuevas pérdidas de 150 millones al cierre de esta temporada, a costa del prestigio, la seriedad y el rigor que debe acreditar en un sector en el que la imagen y el reconocimiento profesional son la base del éxito.

Las diferencias con el recién llegado Crowe Royal han permitido saber que si LaLiga atendió en su momento computar la operación Olmo por 100 millones fue porque un cuarto auditor, que estaba de paso y del cual no ha trascendido la identidad, envió un informe aprobatorio que ahora Crowe Royal no quiere asumir, al menos de momento.

Es un mal síntoma, el peor, que los auditores de Laporta sigan dándose a la fuga, desapareciendo o dejando entrever que en el Barça las trampas y los trucos financieros son el pan de cada día.

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