Las motosierras se pusieron de moda a mediados de los años setenta gracias o por culpa de la película La matanza de Texas, clásico de sangre e hígado dirigido por Tobe Hooper. El amenazador artefacto se convirtió entonces en un auténtico icono del terror, y hasta hoy. El argumento es, en cierto modo, una alegoría de la guerra de Vietnam, que reflejaba el desencuentro que flotaba en el aire después de acontecimientos como aquella atroz batalla o el escándalo Watergate y la crisis del petróleo de 1973.
Medio siglo después de su estreno, la motosierra nos vuelve a terrorizar gracias o por culpa del presidente de la Argentina, el estrambótico Javier Milei. Coincide, de nuevo, en un momento de desencuentro de los ciudadanos con la política y con el auge de personajes de la ultraderecha como Milei, o Donald Trump y Elon Musk. El argentino utilizó el útil en campaña electoral, con él pretendía recortar la administración argentina, como así ha hecho.
En la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), en el National Harbor, en Maryland —o dicho de otra manera, en el congreso de políticos de derecha autoritaria, radical y violenta—, Milei le regaló una motosierra a Musk, a quien el presidente Trump ha encargado la misión de hacer lo mismo que el argentino, pero en este caso en Estados Unidos, recortar. Es difícil regalar algo que no tenga al paisano más rico del mundo, pero, por la cara de tonto que puso el magnate, parece que Milei acertó. Aunque poco diestro en su funcionamiento, a Musk se le vio feliz con la ocurrencia, y con muchas ganas de usarla.
Así, como el de La matanza de Texas, ahora Musk podrá jugar con su juguete nuevo y recortar a placer la administración norteamericana. Si Musk ya hacía bastante miedo desarmado, solo le faltaba el peligroso trasto que le ha regalado Milei, que Hooper nos coja confesados. El mundo parece decidido a apagar los fuegos que lo queman vertiendo mucha gasolina.
Y en un mundo global, nadie parece estar lo suficientemente lejos de la barbarie. A la matanza de Maryland no faltó nuestro monstruo particular, Santiago Abascal, o como dice Trump, «Obascal». Sea como quiera, espero, deseo e imploro que Milei no le regale nunca una motosierra al líder de Vox para que recorte con ella la administración española; eso querrá decir que no la necesita y que sigue bien alejado del poder.