Ahora, que la serie Tor ha popularizado la vieja fórmula del derecho procesal penal catalán del «mort, qui t’ha mort?», que se empleó en el levantamiento judicial de los cadáveres hasta que se estableció la primera Constitución del Principado de Andorra en 1993, me pregunto: Laporta, qui t’ha ‘mort’? Cuando ya parecía que lo habíamos visto todo, el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, nos sorprende con una torpeza nueva, mayor que la anterior, y así desde que inició su segundo periodo como presidente de la entidad.
Su penúltima patinada ha sido en torno a las inscripciones de los jugadores Dani Olmo y Pau Víctor, fichados esta temporada, que se quedaron sin ficha por los problemas económicos que el club arrastra desde el mandato de Josep Maria Bartomeu. Finalmente, una cautelar del Consejo Superior de Deportes (CSD) ha permitido la inscripción de los jugadores y da oxígeno a Laporta, que reaccionó a la cautelar con su acostumbrada tosquedad, haciendo un gesticulado corte de mangas y profiriendo insultos.
En el capítulo IV de la segunda parte del Quijote, Miguel de Cervantes pone en boca del bachiller Sansón Carrasco, aquella máxima que indica que las segundas partes nunca son buenas. Cumpliendo aquella locución, la segunda parte de Laporta al frente del FC Barcelona lejos de buena, es pésima. El hombre nos hizo creer que él era el único que salvaría al Barça del desastre que inició Bartomeu, pero, lejos de eso, lo está acabando de hundir. El mal pie comenzó prometiendo la renovación del mejor jugador de la historia del fútbol, Leo Messi, que acabó despidiendo. Después, ha tratado de la peor de las maneras a figuras muy importantes del barcelonismo como son Xavi Hernández y Ronald Koeman, y prometió un Camp Nou reconstruido para celebrar el 125 aniversario del FC Barcelona, y tampoco, y la situación económica sigue fatal, sin verse la luz al final del túnel.
El Laporta de ahora nada tiene que ver con el de la primera parte, el del sexteto. La de ahora es otra película, y francamente mala. La oposición, que tampoco es para tirar cohetes, debería forzar como sea la salida del presidente -Laporta no marchará ni con agua caliente…-, antes de que sea demasiado tarde. La gestión de Laporta pone contra las cuerdas el futuro del FC Barcelona. Ha quedado claro que no sabe más y que la situación merece alguien más capaz.