Las redes sociales han reaccionado agresivamente y sin miramientos ante una noticia aparecida esta semana en la web oficial del FC Barcelona, que ha anunciado un partido de Barça Legends contra el Real Madrid en el Khalifa Stadium de Catar, coincidiendo con el inicio de las celebraciones del 125º aniversario del club azulgrana, el próximo 28 de noviembre. Las críticas de un sector del barcelonismo contra ese guiño a los países árabes, en concreto a Catar, por parte de la directiva de Joan Laporta, se han focalizado en la figura de la vicepresidenta Elena Fort, una activista radical y pertinaz que dedicó decenas de tuits a lo largo de los años de las presidencias de Sandro Rosell y de Josep Maria Bartomeu a denunciar, maldecir y reprochar el acuerdo con Qatar Foundation y Qatar Airways en su cuenta de Twitter.
Los archivos digitales han conservado no pocos comentarios de Elena Fort de aquella época suya desde la más absoluta repulsión y rechazo al acuerdo y las directivas que lo suscribieron. «Son unos inútiles gestionando económicamente el club y entonces suplican que traguemos Catar para salvar el club. O mejor, para salvarse ellos», afirmó. Opiniones como «Al final, Catar nos ha dado por el culo» o «Como socia, pido al @fcbarcelona_cat que retire, de forma inmediata, toda la publicidad de Qatar Airways de las instalaciones e imagen del club» abundan en este recordatorio que otras cuentas, ahora desde X, se han encargado de propagar.
Elena Fort ya mostró su desacuerdo, siempre parcial y limitado hasta el punto de no poner en riesgo su continuidad como directiva, al amistoso disputado por el Barça en Arabia Saudí de homenaje a Maradona, un bolo exclusivamente a cambio de dinero como ahora sucede con el equipo Legends. Ese fue prácticamente su último gesto de desacuerdo con un presidente como Laporta que luego realizó una tournée por los países árabes y acabó firmando un acuerdo de patrocinio con una empresa catarí, dejando tras de sí imágenes de una profunda, sincera y evidente complacencia con el trato y la camaradería recibidos.
Lo cierto es que en estos viajes Laporta fue a pescar un gran salmón y que a la hora de la verdad volvió con apenas un kilo de pescado. Eso sí, después de proclamar y dejar bien claro que Catar es un país amigo del Barça, todo lo contrario de lo que era antes, según su misma opinión; o sea, una dictadura cuya alianza afeaba la imagen del club.
Desde entonces, Elena Fort no ha dado ninguna muestra de mantener sus opiniones sobre ese mismo país árabe tantas veces denostado por ella ni de seguir exhibiendo esa incompatibilidad que, se supone y se infiere de sus tuits, impediría ser directivo y aceptar el dinero catarí.
«Si un día a Catar no le gusta… yo qué sé… las butifarras que venden en el campo ¿las retiraremos? ¿Y si no le gustan las mujeres en el campo?», ha llegado a decir Elena Fort en los tiempos en que esa relación Barça-Catar le provocaba arcadas y alergias. Ahora parece que le hace feliz, pues ya ni protesta ni se queja.















