Un concierto vasco en la catalana

Bluesky

Mientras escribo estas líneas, la militancia republicana vota si acepta o rechaza el acuerdo alcanzado entre ERC y PSC para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat a cambio, entre otras prebendas, de un «concierto económico solidario». El pasado lunes, la ejecutiva republicana hacía público el acuerdo y desde entonces hemos podido escuchar pros y contras. Está claro que el concierto pactado no llega al modelo vasco, pero se le acerca. De hecho, nadie ha cuestionado su valía, las dudas se ponen sobre su aplicación.

Un pedazo de la Catalunya que quiere ser independiente, ERC, acepta mientras no lo es un acuerdo que devuelve el juego a la casilla de salida, la del concierto económico. Otro pedazo de la Catalunya que quiere ser independiente, Junts, no lo ve poco viable y caro, la investidura de Illa. Desengañémonos, si el acuerdo lo hubiera cerrado Junts, ahora estaríamos hablando en términos opuestos, los de Carles Puigdemont satisfechos por el éxito de la operación y los de Marta Rovira, insatisfechos. Pero las cosas han ido como han ido. Además, la del concierto económico es una piedra en el zapato que incomoda a la posconvergencia.

A la Convergencia de Jordi Pujol y Miquel Roca se le atribuye una mala negociación con Adolfo Suárez en ese momento en que los vascos consiguieron el concierto económico. Dice Pujol que CDC sí pidió el concierto económico para Catalunya durante la Transición, pero la tesis chirría. En respuesta al expresidente de la Generalitat, quien era consejero de Economía y Hacienda en el primer gobierno autonómico vasco, Pedro Luis Uriarte, afirma que el gobierno de Suárez ofreció en 1980 un régimen fiscal diferente a los nacionalistas catalanes y estos lo rechazaron. Asegura, además, que él fue testigo directo de la oferta, y añade: «Pujol y Roca no quisieron asumir el riesgo del concierto económico», el de recaudar personalmente los impuestos a los catalanes.

En teoría, y resumiendo, lo que Convergència no se atrevió a coger en su momento, un concierto económico, probablemente superior al aceptado por ERC, ahora, puede servir en estos momentos para investir al socialista Illa presidente de la Generalidad. Y han pasado cuarenta y cuatro años desde aquel primer concierto económico y el actual…

Contados los votos republicanos, la militancia ha dicho sí a la investidura de Illa. Un resultado que parece cerrar un ciclo en ERC y abrir otro nuevo en la política catalana, con el socialista Illa a los mandos.

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