El 25 de julio del 2014, el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol difundió un comunicado público en el que confesaba que durante todo su mandato había ocultado que tenía una fortuna escondida en bancos extranjeros. 18 días antes, El periódico El Mundo había publicado que la familia Pujol había ingresado 3,4 millones de euros en la Banca Privada de Andorra. En portada incluyó una captura de pantalla de once ingresos de dinero de la esposa de Pujol, Marta Ferrusola, y de cuatro de sus siete hijos que sumaban esa cantidad.
Pujol dijo que había hecho público el comunicado obligado por la aparición de estas informaciones. Reconoció que tenía mucho dinero en el extranjero sin regularizar y que lo mantuvo así los 23 años que presidió la Generalitat. Aseguró que correspondían a un legado de su padre destinado a su familia, pero reconoció que él era responsable de su gestión puesto que sus hijos todavía eran menores de edad. “Lamentablemente nunca se encontró el momento adecuado para regularizar esta herencia”, escribió sin explicar las razones del porqué de esa imposibilidad. Afirmó que «de los hechos descritos y de todas sus consecuencias soy el único responsable, y quiero manifestarlo de forma pública, con mi compromiso de comparecer ante las autoridades tributarias o si hace falta ante autoridades judiciales».
Hacía falta comparecer ante las autoridades judiciales, evidentemente. El partido Podemos presentó una querella, la Abogacía del Estado y la Fiscalía Anticorrupción formularon sus acusaciones y el juzgado de instrucción número 5 de Madrid dio a conocer el auto de apertura del juicio oral el 15 de junio de 2021 .Habían pasado casi siete años desde la confesión de Pujol. Al expresidente se le acusa de los delitos de asociación ilícita y de blanqueo de capitales. A algunos hijos se les acusa además de delitos contra la Hacienda Pública y falsedad en documento mercantil.
El juez Santiago Pedraz firmó el auto para la apertura del proceso oral y dio un mes a los acusados para que presentaran los escritos de defensa. “Se considera el plazo concedido proporcional al otorgado a las acusaciones por la complejidad de la causa”, justificaba el juez ese plazo, que finalizaba el 16 de julio de 2021. El martes de la semana pasada se cumplieron tres años del de un mes que dio el juez a las defensas. Mañana, jueves 25 de julio, hará diez años que Jordi Pujol confesó que había ocultado a los catalanes que había estado presidiéndoles durante 23 años teniendo él y su familia una fortuna escondida en el extranjero.
La Fiscalía Anticorrupción pide 9 años de cárcel para Pujol y penas de entre ocho y 29 años para sus hijos. La pena máxima le correspondería al hijo mayor del presidente, Jordi Pujol y Ferrusola. La esposa del presidente, Marta Ferrusola, falleció el pasado 8 de julio afectada de Alzheimer. Tenía 89 años. Pujol hizo 94 el 9 de junio. El 30 de mayo de 1984, después de que su coalición Convergència i Unió lograra mayoría absoluta en las elecciones al Parlament, salió al balcón del Palau de la Generalitat para gritar “a partir de ahora, cuando alguien hable de ética, de moral y de juego limpio, hablaremos nosotros, no ellos”. Replicaba así el anuncio de la Fiscalía General del Estado que se había querellado contra él por la quiebra de Banca Catalana, la entidad que le sirvió de trampolín a la política. Entonces tenía 53 años. Y una fortuna escondida en Suiza.
