Cómo decir adiós

Decir adiós en general, y en política más, resulta extremadamente complicado. Saber encontrar el momento adecuado para irse de un sitio es una habilidad en manos de unos pocos elegidos. Pep Guardiola dejó el banquillo del Barça porque se había vaciado, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, no tenía «la energía necesaria para seguir», la ministra de Educación de Alemania, Annette Schavan, dimitió al saberse que había plagiado su tesis doctoral… Por razones diversas, la gente lo deja, pero la mayoría se aferra. Cuesta saber decir adiós.

Lo resume muy bien el triple ganador del premio Pulitzer, Thomas L. Friedman, en su columna de The New York Times titulada “Biden debe enseñar al país cómo decir adiós”: “Inmediatamente después de que Hamás invadiera Israel el 7 de octubre, insté a Israel a pensar cómo debía responder con una pregunta: ¿qué es lo que tu peor enemigo quiere que hagas? Entonces, haz lo contrario. Irán y Hamás querían que Israel se precipitara contra Gaza —de forma abrupta, sin ningún plan ni socio palestino— y, desgraciadamente, Israel hizo exactamente esto”. Y remata: “En este momento de increíble importancia para Estados Unidos y el Partido Demócrata, insto al presidente Joe Biden, su familia y los dirigentes de su partido a que se hagan la misma pregunta: ¿qué es lo que tu peor enemigo, Donald Trump, quiere que hagas ahora? Entonces, hagan lo contrario”.

El de Biden no es un problema de edadismo (81), que es una forma de discriminación que afecta a las personas mayores. En el cara a cara con Trump en la CNN se le vio frágil y se dispararon todas las alarmas. Quedó claro que lo que quiere Trump es que continúe, porque Biden, que le ganó hace cuatro años, se ha convertido en un rival débil, ergo, como dice Friedman, debería hacer justo lo contrario, decir adiós de la forma más digna, y pasar su relevo a otro candidato Demócrata. Y puestos a pedir, sería oportuno que fuera una mujer, que ya tocaría ver a una mujer de presidenta de la primera potencia mundial, ya sea la vicepresidenta, Kamala Harris, o la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, muy bien situada también en esta carrera. Trump, un peligro mayúsculo para la humanidad, bien merece un rival capaz y cabal.

Y termino de nuevo con palabras del maestro Friedman: “Biden, además de ser un buen hombre, ha sido un presidente verdaderamente consecuente. Merece ser recordado como el líder que salvó al país de Trump en el 2020, que nos sacó de los días oscuros de la pandemia de la covid, que aprobó leyes fundamentales para reconstruir las infraestructuras estadounidenses, que renovó la dignidad del trabajo, que promovió la transición a una economía verde… y que, al final, supo cuándo y cómo decir adiós”. Adiós, presidente.

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