Al Barça de Joan Laporta, por más que su presidente se empeñe en intentar demostrar lo contrario, se le caen los argumentos a la hora de situarse, como años atrás, en la primera fila de los grandes clubs europeos, la mayoría de los cuales ha conseguido recuperar, consolidar y aumentar los niveles de ingresos y de estabilidad económica previos a la pandemia.
El último ranking financiero especializado sobre el valor de los clubs sitúa al Real Madrid como el indiscutible número uno tras superar la barrera de los 5.000 millones, según Football Benchmark, tras aumentar en un 27% su valoración respecto un año atrás, hasta 5.097 millones: «De este modo, recupera el trono que sólo ha perdido en una ocasión de los últimos nueve años, cuando la pasada temporada Manchester City FC se colocó como el club más valioso del mundo, según la consultora. Este año, al Real Madrid lo siguen en el podio el club citizen, con una valoración de 4.933 millones de euros, un 21% más que la temporada anterior, y el Manchester United FC, valorado en 4.861 millones de euros, tras revalorizarse un 24%. El estudio destaca la consolidación del poder del fútbol como producto de entretenimiento de primer nivel, ya que el valor agregado de los 32 clubes más valiosos se eleva hasta 59.100 millones, un 14% más que la temporada anterior y un 124% más que los registros alcanzados en la primera edición del informe».
Para encontrar al FC Barcelona en una lista de los grandes, hay que bajar hasta la sexta posición, a pesar de haber aumentado un 17% su valoración y alcanzar los 4.115 millones. «Los blaugrana lograron superar nuevamente el umbral de los 800 millones de euros en ingresos operativos totales, marcando un notable aumento interanual del 26%, el más alto entre los diez principales clubes», destaca Antonio Di Cianni, senior mánager de Football Benchmark.
En efecto, en el cierre del ejercicio anterior, el Barça pudo exhibir ese músculo de una facturación que, sin embargo, sigue por debajo de los 990 millones registrados la temporada 2018-19. El mismo informe explica que bajo el gobierno de Laporta existe, además, un contrapeso que le impide levantar el vuelo. «Las mejoras en el lado de los ingresos -subraya- se han visto más que compensadas por el aumento de los costos operativos, que se acercan a casi 1.000 millones, de los que 639 millones fueron atribuibles a los costos de personal, la cifra más alta registrada en la temporada 2022-2023», añade el analista. El Madrid le supera en casi 1.000 millones en esta nueva comparativa desfavorable al club que dirige Laporta.
Por su parte, el Atlético de Madrid, en decimotercera posición, y el Villarreal, en la trigésima plaza, han disminuido su valor entre ambas temporadas: un 7,9% y un 12,4%, respectivamente. El Sevilla FC también se cuela en esta lista, aumentando un 15% su valoración. Respecto al conjunto andaluz, Di Canni destaca que «estos resultados se han logrado gracias a un crecimiento del 16% en los ingresos y a una mejora general leve en la rentabilidad, factores atribuidos principalmente a la victoria en la Europa League en la temporada 2022-2023». Por último, la Real Sociedad entra por primera vez en la clasificación de Football Benchmark. «El club vasco logró destacarse gracias a su participación regular en competiciones de la UEFA, así como a una mejora en la rentabilidad y el rendimiento en redes sociales», concluye el directivo en el informe.
Por lo que respecta al Barça, ciertamente, esa cuenta de gastos, que ascendió a 1.165 millones a 30 de junio de 2023, estableciendo una plusmarca mundial, sigue siendo el talón de Aquiles por donde la gestión laportista hace aguas un año tras otro sin que tampoco la nómina acabe de reducirse sustancialmente, a pesar del alivio que, teóricamente, han supuesto las bajas de jugadores como Messi, Griezmann, Busquets, Jordi Alba, Piqué o Dembélé. De la nomina de Messi, de 135 millones, sí existen pruebas documentales de su calibre y dimensión. Si al ejercicio último, 2022-23, hubiera que afectarlo con el impacto del salario de Leo, los salarios se habrían disparado a más de 800 millones. En el actual ya se habla de una nómina de algo más de 500 millones aun habiendo anticipado amortizaciones aprovechando el abuso de las palancas del año pasado.
Indicadores que, a pesar de todo, reflejan esa destacada y casi enfermiza compulsión de Laporta por fichar a costa de seguir exprimiendo y reduciendo el patrimonio y los recursos futuros del club. Más de una veintena de futbolistas lleva incorporados desde su regreso al palco con una inversión estimada de 283 millones, más o menos lo mismo que el Real Madrid en este mismo periodo, contradiciendo su discurso del último Aló Presidente en Barça One. «Respecto a lo de Mbappé, me gusta más nuestra filosofía deportiva de formar un equipo con jugadores de aquí. Respeto lo que hagan los rivales, pero me quedo con nuestra filosofía. Estamos en una travesía del desierto y ya dije que no sería fácil el camino. El amor de los socios y aficionados en este tiempo tiene mucho mérito, pero estamos a punto de tener unos resultados económicos positivos y de tener el 1-1 para poder acudir al mercado», dijo Laporta el miércoles.
A pesar de esa presunta apuesta por la cantera, que es más bien reciente, como lo demuestran los fichajes de Èric Garcia, Memphis Depay, Luuk de Jong, Kun Agüero, Yusuf Demir, Aubameyang, Adama Traoré, Dani Alves, Ferran Torres, Raphinha, Koundé, Lewandowski, Pablo Torre, Kessié, Christensen, Gundogan, Joao Félix, Joao Cancelo, Oriol Romeu, Íñigo Martínez y Vítor Roque, antes de darle paso a Lamine Yamal, Fermín y Cubarsí, y de haberse encontrado a Araujo, Pedro, Gavi o Ansu Fati, entre otros talentos de perfil titular, rodados y a punto en el primer equipo. De hecho, Laporta lleva gastados algo más que el Real Madrid en ese mismo periodo, pues en los 288 millones contabilizados ya se incluyen los costes de Endrick (46 millones) y Mbappé (0) de un verano en el que el propio Laporta ya ha avanzado su gran desafío: volver al mercado con la regla 1:1 para reforzar el equipo con un medio centro, un jugador de banda y, si pudiera, Bernardo Silva.
Como casi siempre, los cuentos que explica Laporta no se parecen a la realidad de sus actos ni de las cifras que más bien desmontan todos sus discursos.











