Las sociedades y el mundo en su conjunto evolucionan, es inevitable. Esta evolución constituye una fuente de creatividad, sorpresas y también en muchos casos progreso. La explosiva salida del armario de los homosexuales masculinos y femeninos (sin olvidar a los bisexuales) del último siglo, nos ha confirmado la complejidad y profundidad de los sentimientos y emociones vinculados a la sexualidad de las personas. Recientemente, la paleta de identidades de género y orientaciones sexuales nos tiene (al menos a mí) algo desorientados, cuando no confundidos: trans, no binarios, queer, género fluido, a-género y otros. Vaya por delante que creo que estas opciones sexuales son respetables y que el futuro nos dirá cuál es la mejor forma de integrarlas en una sociedad todavía excesivamente machista.

Un buen amigo mío y yo, admiradores de las mujeres, creemos que es necesario defender los valores de los dos sexos tradicionales: hombres machos y mujeres hembras. El término «hombre» se refiere a una identidad de género y categoría socialmente construida, mientras que el término «macho» hace referencia a las características sexuales biológicas asociadas al sexo masculino. El término “hembra” también se refiere a una categoría biológica, mientras que el término mujer se relaciona más con una identidad de género y una categoría socialmente construida. Es importante reconocer que la identidad de género es una experiencia personal y subjetiva, y que puede haber diversidad y variación en cómo las personas se identifican y expresan su género. Hoy en día, muchos nos preguntamos qué es la caballerosidad y si todavía tiene sentido hablar de ello y defenderla.
Mi amigo y yo consideramos que hoy en día la caballerosidad es la expresión de un agradecimiento (no tengo claro en qué medida consciente o inconsciente) del hombre hacia la mujer. Los motivos son el papel y las funciones de la mujer tradicional desde que los humanos aparecieron en la garganta de Olduvai. Maternidad y crianza, mediación, la tradicional capacidad para cuidar, su papel a la hora de consolidar el hogar y ser musa y fuente de inspiración de sentimientos y emociones de gran valor individual y social. El sentido de la caballerosidad en la sociedad actual puede variar dependiendo de la perspectiva y del contexto cultural en el que se analice. Aunque tradicionalmente se asociaba con las normas de comportamiento entre hombres y mujeres, muchas de estas ideas han evolucionado y cuestionado en los últimos tiempos. La caballerosidad, en el sentido más básico, se refiere a actitudes y comportamientos que buscan mostrar respeto, cortesía y consideración hacia los demás, pero no solo hacia las mujeres. Algunos ejemplos clásicos de actos caballerosos podrían ser abrir la puerta y dar preferencia de entrada, ceder el asiento, ayudar a cargar objetos pesados o tratar a las personas con amabilidad y cortesía.
Sin embargo, es importante reconocer que el concepto de caballerosidad puede ser problemático si se aplica de forma desigual o si se basa en estereotipos de género rígidos. Algunas críticas a la caballerosidad tradicional señalan que puede perpetuar desigualdades de género y suponer una actitud paternalista o condescendiente hacia las mujeres. Hoy en día muchas personas valoran la igualdad de género y buscan relaciones basadas en el respeto mutuo, en las que no se esperan comportamientos basados en roles de género tradicionales. Sin embargo, la caballerosidad puede adaptarse y evolucionar para reflejar esos valores, enfocándola a tratar a todas las personas con respeto, consideración y empatía, sin importar su género.
En resumen, el sentido de la caballerosidad en la sociedad actual puede estar cambiando para reflejar valores de igualdad y respeto mutuo. Se trata de actuar con cortesía y consideración hacia los demás sin basarse en estereotipos de género rígidos. La clave es tratar a todas las personas con respeto y empatía, fomentando relaciones igualitarias y libres de discriminación.
No quiero terminar estas reflexiones sin decir que a mí personalmente me gusta comportarme con caballerosidad cuando lo creo oportuno, pero también quiero decir que me gusta que chicas y chicos jóvenes me traten con caballerosidad cuando me ceden el asiento o el paso.








