Los menores adoptan el porno como modelo de sexualidad, lo que afecta a sus relaciones

Los profesionales de la sexología hace tiempo que alertan que los menores han adoptado un modelo sexual erróneo basado en la pornografía, que ven sin restricciones por internet. En declaraciones a EL TRIANGLE, la sexóloga Carme Sánchez expone que acceden a páginas porno con total libertado y “no han aprendido a discriminar, porque no tienen espíritu crítico”. Sin ninguna base educativa detrás, los menores dan credibilidad “a determinadas prácticas o situaciones sexuales que están forzadas al máximo, pero los adolescentes no lo saben, e incluso algunos adultos tampoco”. Según esta psicóloga y sexóloga, si los menores ven escenas donde “las mujeres dicen no, pero al final, en una orgía o una relación sexual, ellas se dejan, los adolescentes piensan que esto es lo que dicen las chicas” en la vida real. Por el espectador de aquella escena, “esto es normal y a pesar de que ella dice no, después le acaba gustando y acaba disfrutando”. Nadie le ha explicado a aquel adolescente que “esto no es normal” y que las relaciones sexuales, como las relaciones humanas, se basan en el respeto y el consentimiento.

La experta en sexualidad y autora del libro El sexo que queremos las mujeres alerta que “no los dejemos conducir sin carné para ir por la carretera, pero, en cambio, los soltamos por las autopistas de la información de una manera libre, sin ningún tipo de conocimiento adquirido y, por lo tanto, tienen acceso a todo el sexo que quieran por internet sin ningún espíritu crítico y sin pensar si aquello es realidad o no”.

El presidente de honor de la Sociedad Catalana de Sexología, Just Roca, añade, en declaraciones a EL TRIANGLE, que “el porno es su fuente de información sesgada”, donde el modelo de sexualidad adoptado “es decir hola y ya estamos haciendo sexo”. Están adoptando actitudes que provienen de pelis porno y no ven un sexo más basado en las caricias, las miradas o el respeto”. Según Just Roca, “con ocho años empiezan a ver unos modelos de sexo que no son reales o que quizás cada vez son más reales, por desgracia”.

Este tipo de aproximación al sexo en edades muy jóvenes tiene consecuencias en la vida adulta. Para el doctor Just Roca, cuando sean adultos y quieran establecer una relación formal pueden tener problemas porque “de tanto ver escenas duras, se convierten en normales y, por lo tanto, si no hay una escena dura puede haber problemas de excitación”.

Otros problemas que genera un modelo basado en el porno es la carencia de respeto por la otra persona y la voluntad de imposición de unas determinadas demandas. “Si no se resuelve en la adolescencia, el conflicto se encuentra en las parejas. La sexualidad no puede ser forzada y hay que aceptar las limitaciones de la otra persona”, afirma Roca.

Cita el caso de un hombre que había mirado mucho porno y quería que su mujer hiciera una determinada acción. La negativa de la mujer generaba una problemática dentro de la pareja, y pidieron el asesoramiento de un profesional. A la consulta, se compartió que el conflicto no se podía resolver forzando la pareja a hacer una cosa que no quería hacer, sino aceptando su voluntad: “Es imprescindible en una sexualidad normalizada no forzar la persona ni obligar el otro a hacer cosas que no quiere hacer”.

Tanto Carme Sánchez como Just Roca tienen claro que la educación afectivosexual en las escuelas es más necesaria que nunca. Hace tiempo que se pide, pero “es una cuestión crónica en nuestro país”, según Carme Sánchez.

Los dos sexólogos coinciden en el reto que hay que promover un modelo diferente a sexo entre la gente joven, y que ya es hora de hacer una información afectivosexual real en las escuelas. Carme Sánchez expone que “no se está haciendo de forma reglada y últimamente tengo la sensación que se está haciendo cada vez menos. Algún centro ha hecho algún proyecto, pero depende mucho de un profesor que quiera hacerlo o de una directora a quien le apetezca. Nada reglado. ¿Y esto qué provoca? Un acceso brutal de los menores a internet sin ningún tipo de control”.

Por eso, la introducción de la educación afectivosexual a las aulas de forma continuada y en todas las etapas educativas es un reto necesario en todas las escuelas. La voluntad de establecer este temario, contando con la aprobación de los padres y madres, genera controversia entre los profesionales. Según el sexólogo Just Roca, “quieren hacer un tipo de consenso para dar educación afectivosexual a los alumnos y quieren hacerlo de acuerdo con los padres y madres. Está muy bien teóricamente, pero si estamos con padres negativistes o con la religiosidad muy arraigada que no quieran admitir la transexualidad, no avanzaremos. Creo que se tiene que hacer sí o sí, igual que hacen gimnástica o matemáticas. No tienen el derecho a opinar sobre mates, lengua o geografía, pero, en cambio, todo el mundo tiene derecho a opinar cuando hablamos de educación afectivosexual?”.

En cuanto al papel de las familias en este reto educativo, “antes los alumnos hablaban con los padres, con los compañeros y de alguna manera los iban avanzando temas de la sexualidad”, según Roca. “Ahora los padres han dimitido bastante y consideran que la educación ya la fan en la escuela”, concluye.

En el caso de los dos sexólogos, sus conocimientos han servido para que sus hijos resolvieran sus dudas y pudieran compartir con sus compañeros sus desazones y retos. Cuando estas conversaciones basadas en la confianza se pierden, el móvil es una puerta abierta a cualquier duda de sexo, que encuentra en la pornografía una respuesta extrema. “Cualquiera tiene un móvil y, por lo tanto, puede compartir determinados videos porno que le llegan o que puede enviar. Google permite un acceso muy fácil a todo aquello que es pornografía y se puede acceder a un porno extremo, que antes solo se encontraba a videoclubes o sexshops de acceso más restrictivo. Ahora todo está en la red y cualquier técnica más extrema parece realidad”, afirma Sánchez.