Proverbios y cantares del poeta Antonio Machado fue publicado en 1912. Incluía 53 poemas el último de los cuales era Españolito. Dice: “Ya hay un español que quiere vivir y vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza. Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas debe helarte el corazón”. Machado nos hablaba de las dos Españas, la progresista y la conservadora, enfrentadas mucho antes de que los franquistas emprendieran la guerra civil que acabó con la República y la democracia.
La España conservadora se impuso en las elecciones municipales y autonómicas del pasado mes de mayo. En muchos ayuntamientos y parlamentos autonómicos el poder ha pasado a manos del Partido Popular con el apoyo y, a veces, incluso con la participación en el gobierno, de Vox, un partido que no reniega del franquismo, más bien se considera heredero de él. ¿Pasará lo mismo en las elecciones generales del próximo día 23?
Estas elecciones han quedado planteadas como un nuevo choque entre las dos Españas: la progresista que representan los socialistas y Sumar y la conservadora, representada por el tándem PP-Vox. Los sondeos prevén una victoria conservadora. Si se produjera, muchos avances sociales que ha impulsado el gobierno de coalición progresista serían derogados, según han anunciado los portavoces de la derecha. El programa electoral de Vox prevé recentralizar competencias como la educación, la sanidad y los servicios sociales, que ahora están en manos de las comunidades autónomas, desmontar los mossos d’esquadra y la ertzaintza o enviar barcos de guerra cerca de las costas españolas para rechazar a los inmigrantes que se acerquen.
Ante esta amenaza, ¿hay que promover el ‘voto del miedo’? No me gusta hablar de miedo. Tengo el mal sabor de boca del uso impropio que hicieron los independentistas tras los atentados en Barcelona y Cambrils de agosto de 2017. “No tenemos miedo”, decían, cuando tener miedo es lo lógico ante atentados terroristas indiscriminados.
En vez de miedo prefiero hablar de responsabilidad, argumentos y esperanza. Si el PP y Vox tienen muchos votos es porque han convencido a mucha gente para que les apoye. Es cierto que juegan con la ventaja de tener más dinero y más poder en los medios de comunicación que sus adversarios de izquierdas. Como es igualmente cierto que esa involución conservadora decantada hacia la extrema derecha la vemos en medio mundo, Europa incluida. Si queremos un futuro con sociedades donde predomine el afán de ayudar a los más vulnerables, la solidaridad, la justicia social, debemos construirlo no desde el miedo sino desde los argumentos y tocando el corazón de las personas, no sólo su bolsillo.
El miedo nos quiere encerrados en casa, asustados, atemorizados. La esperanza abre ventanas. El miedo es el pasado que retrataba Machado. Más pronto o más tarde ni ninguna España ni ninguna Cataluña nos helará el corazón. Y esto se conseguirá a base de argumentos, votos y mucho empeño.
