El 7% de las trabajadoras de las prisiones catalanas dicen haber sufrido abusos o agresiones sexuales por parte de un compañero de trabajo, y un 4% asegura que, al menos una vez, estos profesionales han ejercido violencia física contra ellas (empujones, golpes, bofetadas o lanzamiento de objetos). Sin embargo, cerca del 90% no denuncian estas agresiones ni presentan ninguna queja a sus superiores. Así lo ha revelado la primera encuesta sobre violencia machista en el entorno laboral que ha realizado el Departamento de Justicia, que promoverá la figura de un referente para activar el protocolo contra el acoso machista en el trabajo y mejorará el acompañamiento a las víctimas.
El 15,3% de las mujeres han sido víctimas de alguna agresión sexual por parte de hombres del entorno laboral. En prisiones, el porcentaje es del 7%, y entre un 9 y un 10% de trabajadoras aseguran haber sido víctimas de estas violencias machistas por parte de los propios reclusos u otros usuarios de los servicios penitenciarios. Asimismo, el 46,3% de las mujeres agredidas por internos no presenta quejas ni denuncias, ni tampoco recurre a ninguna herramienta o protocolo de la organización, y esa proporción aumenta hasta el 89,6% cuando las agresiones se han producido por parte de los trabajadores. La encuesta también recoge que en torno a un 10% de las mujeres que han sido víctimas de algún tipo de violencia por parte de otros profesionales no la reconoce como tal.
Además, el 52% de las mujeres asegura que sufrió al menos una forma de discriminación laboral por parte de sus colegas, superiores o subordinados hombres. Al 51% alguna vez le han apartado de situaciones de peligro o conflicto para poner a un hombre en su lugar, y al 60% le han asignado tareas que requieren más empatía, como escuchar demandas o quejas, o gestionar situaciones emocionalmente intensas, que podría haber hecho un hombre. Por otro lado, el 43% de las mujeres encuestadas dice que, en los últimos cinco años, alguna vez se ha priorizado a un hombre para ascender, y el 48% asegura que, en alguna ocasión, les han asignado tareas de responsabilidad inferior a las que le corresponderían por su categoría profesional.
Para invertir esta dinámica, se instaurará en todos los centros de trabajo la figura del referente del protocolo. Esta persona será quien acompañe y oriente a la víctima en la derivación a los recursos especializados de apoyo y ayuda, y lo hará desde el anonimato y el acompañamiento. La consejera de Justicia, Gemma Ubasart, ha explicado este viernes que «estamos comprometidas con el cambio cultural en clave de género y con la transformación feminista del país. Haciendo públicos los datos, sumamos a un cambio que es imparable e imprescindible».















