Xavier Trias logró ser el candidato a alcalde más votado en Barcelona en las elecciones del pasado 28 de mayo gracias al voto de los barrios más ricos de la ciudad. Obtuvo el 40% de los votos en Tres Torres, Sant Gervasi, Sarrià y Pedralbes. Solo en estos barrios obtuvo más apoyos que la suma de los del PSC, los comunes y ERC.
Si este sábado Trias es investido alcalde de Barcelona habrá que achacarle el mérito a los casi 150.000 barceloneses que depositaron en la urna el voto con su candidatura. Las que encabezaban Collboni, Colau y Maragall contabilizaron unos 330.000 votos, más del doble.
Mirémoslo de otra manera. La derecha, representada por Junts, PP y Vox en el consistorio, sumó unos 250.000 votos, 80.000 menos que la izquierda. Si sumamos al bando de la izquierda los 25.000 votos que obtuvo la CUP y al de la derecha los 22.000 que consiguieron Valents y Ciutadans, la comparación izquierda-derecha queda prácticamente igual.
Comparemos las papeletas independentistas depositadas en las urnas barcelonesas y las que no lo eran. Los grupos independentistas obtuvieron unos 250.000 votos: Junts (150.000), ERC (75.000) y CUP (25.000). Los no independentistas, 380.000 votos: PSC (130.000), Comuns (130.000), PP (60.000), Vox (38.000), Valents (15.000) y Ciudadanos (7.500). Los no independentistas superaron en 130.000 los votos de quienes trabajan para que Catalunya se separe de España.
Resumiendo, que si Trias es elegido alcalde lo será pese a que su ideología está en minoría en el nuevo consistorio. La derecha y la independencia son dos opciones derrotadas en las elecciones del 28 de mayo en Barcelona. Si el próximo día 17 de junio, el Pleno del Ayuntamiento permite que el candidato de Junts asuma la alcaldía irá contra los intereses de la mayoría de los barceloneses y barcelonesas.
Si es así, nos quedará el consuelo de que, más pronto o más tarde, los concejales que entreguen la vara de alcalde a Trias se lo repiensen rápido y se la quiten con una moción de censura. El primer mandato de Trias como alcalde no dejó huella alguna en la ciudad. El segundo, si se llega a producir, puede ser el más efímero de la historia de Barcelona y ¡mira que los ha habido de cortos!
