¿Por qué Laporta no encuentra a un nuevo CEO para el Barça?

Ferran Reverter

Joan Laporta no ha mostrado ninguna prisa en renovar el cargo de CEO del club después de que Ferran Reverter (foto), pieza clave en el desarrollo del plan estratégico de su mandato y principal responsable de las decisiones económicas y financieras adoptadas desde su llegada a la presidencia el 17 de marzo del año pasado, renunciara el día 8 de febrero pasado.

En realidad, ha perdido el menor interés en otorgar a ningún otro ejecutivo el grado de poder, influencia y nivel de alta dirección que había ostentado Reverter hasta convertirse en una incomodidad para un presidente, como Laporta, acostumbrado a actuar a su antojo e intereses, que no siempre son coincidentes con los del FC Barcelona.

Lo único que necesita para gobernar a sus anchas, sin controles ni tener que dar explicaciones a nadie, son esas victorias que le está dando ahora mismo Xavi Hernández, es decir generar y mantener un clima de euforia y de entusiasmo alrededor del primer equipo que mantenga a los socios y al entorno mediático distraídos y dedicados exclusivamente a cantar las alabanzas y las expectativas del proyecto futbolístico.

Más allá de cómo acabe la temporada, a pesar de que la distancia con el líder y el segundo en la Liga ha aumentado desde el relevo en el banquillo, de que el Barça cayó en la Champions, en la Copa y en la Supercopa, el esfuerzo en el mercado de invierno y sobre todo la reaparición de Pedri, el rescate de Dembélé la consolidación de Araujo, Nico y Gavi y los goles salvadores de Luuk de Jong han devuelto al juego y a los resultados el nivel competitivo necesario.

Con goles y un fútbol de ataque bastante mejorado y la inestimable amplificación del aparato mediático laportista, el presidente tiene de sobras para campar a sus anchas sin nadie que le tosa.

Ferran Reverter sigue en el organigrama oficial como CEO del FC Barcelona y allí seguirá mientras a Laporta le convenga una situación de vacío que ya se ha normalizado, con la gestión repartida entre unos cuantos leales al presidente y ejecutivos de medio pelo que le obedecen ciegamente sin hacer preguntas, entre ellos el muy apocado Eduard Romeu, el vicepresidente económico al que sólo se le pide que, como en la presentación del Forensic, actúe en una comedia en la que el propio Reverter no quiso participar, porque ni tenía sentido ni los resultados revelaban aquel escenario criminal y de corrupción que él mismo, cuando pertenecía al clan, se había encargado de propalar gratuitamente.

Cuando se decida por ejecutar el relevo y zanjar una situación surrealista como la actual, de un CEO sentado en su casa y Laporta indiferente o incluso encantado en esa inestabilidad, si es que finalmente nombra a otro CEO o a una especie de director general, será alguien con un perfil muy bajo y con las funciones estrictamente necesarias para la administración.

Eso, siempre y cuando no remate ese sueño dorado en el que ahora vive, sin nadie –ejecutivos, directivos, asamblea o estatutos- que le pueda discutir ni fiscalizar, recuperando a Joan Oliver como sería su deseo. ¿Se atreverá? Si Xavi gana dos partidos más por goleada, todo es posible.

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