Joan Laporta y Víctor Font ya trabajan en un pacto

Los candidatos independentistas han detectado que Toni Freixa va creciendo muy rápidamente

Los indicios y algunas informaciones que comienzan a filtrarse y a circular en el entorno barcelonista apuntan a un posible y secreto pacto alcanzado entre Joan Laporta y Víctor Font para garantizarse ambos la victoria y, posteriormente, el reparto de ese apetitoso pastel que es el Barça, incluso en las actuales circunstancias.

La estrategia, en apariencia sorprendente, responde a una radiografía electoral sostenida por ese liderazgo que todo el mundo atribuye a Joan Laporta y la no menos evidente certeza de que Víctor Font no podrá, en ningún caso, enfrentarse a él ni en los debates ni en el escrutinio final. No le ganaría, según todos los indicios y sus propias encuestas. Por más que les ha dado la vuelta, las encuestas realizadas por Font hace una semana y que había prometido publicar en un par de medios, Mundo Deportivo y Sport, no han visto finalmente la luz porque los resultados le son del todo insuficientes.

Ante esta perspectiva, Víctor Font sólo se plantea un posible escenario en el que pueda rentabilizar su enorme esfuerzo e inversión en una campaña eterna, iniciada hace más de dos años y que ha requerido continuas ampliaciones de capital para mantenerse en la cresta de la ola. Sólo se asegura estar en la siguiente junta directiva del FC Barcelona si se enrola en las filas del “enemigo”, pactando una vicepresidencia para él, algún cargo directivo para determinados miembros de su equipo y posiciones ejecutivas en el futuro del club para otros miembros con los que ya había pactado condiciones y cargos en el organigrama.

La puesta en escena estos últimos días de Víctor Font dan a entender que ha rebajado el tono beligerante que parecía iba a proponer para la recta final de campaña contra Joan Laporta y que su táctica y objetivo a partir de ahora no son otros que acercarse al temario y programa de Toni Freixa, que copia y replica sin rubor, para restarle votos y aclarar así la victoria de Joan Laporta.

No se trataría, por tanto, de una fusión fría sino de un mecanismo calculado para reforzar esta victoria que presuntamente ya tiene asegurada Laporta y de salvación en el caso de Font, cuya derrota ya iba tomando unas proporciones de descalabro histórico. Volver a casa sin botín sería un revés inaceptable para un personaje presuntuoso, arrogante de una inmodestia legendaria.

El panorama que ahora se abre también refleja por otro lado que han aflorado los nervios en reacción a los movimientos en el otro bando, hasta ahora disperso. El voto de los socios que sienten un absoluto rechazo a la figura de Laporta ha sido pretendido desde hace meses por diferentes aventuras en las que se ha utilizado y movilizado a personajes y precandidatos como Jordi Roche, Emili Rousaud, Joan Rosell y hasta Xavi Vilajoana.

Todos estos movimientos, intrigas y experimentos fueron teledirigidos desde entornos poderosos del barcelonismo más tradicional y organizado, ese gran núcleo que en su día se unió y se hizo fuerte en torno a la figura de Sandro Rosell pero que tras el paso de Josep Maria Bartomeu por la presidencia del club se había quedado sin líder ni guía.

De entrada, este súper-entorno se había desvinculado de la opción más preparada y trabajada, la que de forma natural debería haber heredado ese aparato como era Toni Freixa, relevante ex directivo de Rosell entre 2010 y 2015 que, avispadamente, se desvinculó de Bartomeu cuando se fue Rosell, anunciando el descalabro que venía con cinco años de antelación.

Al contrario, sin embargo, Toni Freixa se quedó solo y, más que eso, siendo víctima de enormes presiones para reforzar como segundo las otras opciones, ninguna de ellas (Roche, Rosell, Rousaud o Vilajoana) con la estructura y la credibilidad suficientes. Como se pudo comprobar fehacientemente, la criba de las firmas puso a cada cual en su sitio, aunque dejando un poco tocado a Freixa por la sencilla razón de que buena parte de sus firmas fueron a parar a esas precandidaturas sin futuro y, en algunos casos como el de Rousaud, irremediablemente condenadas al escándalo y la vergüenza.

Hoy, sin embargo, todo ese aparato se ha vuelto a concentrar en torno a Toni Freixa, la única opción verdaderamente opuesta a Laporta y muy capaz de sacarle los colores y plantarle cara. Se trata de un volumen de socios importante y capaz de arrastrar a otros tantos miles para que este rechazo a Laporta se manifieste, unido, sin dejar escapar valiosos votos a favor de Font.

Cuando Laporta y Font han detectado que ahora existe un enemigo potencialmente peligroso, y muy posiblemente alistado en este nuevo ejército de votantes por correo (más de 22.000), que se ha organizado de forma muy eficaz y en silencio hasta plantarse a tres semanas y poco de las elecciones con un ritmo de crecimiento imparable. Hay mucho más partido de lo que parece.

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